lunes, 27 de julio de 2009

Marcos Ana, el ejemplo del comunista reconciliador

«Decidme cómo es un árbol», biografía que funde la heroicidad y nobleza de un revolucionario con la sencillez de la persona humana que la sostiene.

No es fácil leer un libro tan cargado de emoción como éste, obliga a buscar un momento adecuado para su lectura porque en él se va a dibujar el perfil de un poeta que se ha forjado «en el sacrificio de la lucha, en una entrega total, sin reservas ni cálculos personales». A sus 89 años de dignidad, Marcos Ana sigue peleando como el primer día por un mundo más justo. Tras unas pocas páginas, ya tuve la sensación de estar sentado frente a Marcos Ana, al que sin conocerle escucho contarme su vida. Es entonces cuando, sin querer, se me encoge el corazón con lo que oigo. Se trata de una vida heroica, narrada con la sencillez de quien, sin embargo, no se siente protagonista.

En su adolescencia llegó a formar parte de una asociación infantil de la parroquia. Entre sus tareas estaba la de repartir propaganda religiosa a la salida de los mítines políticos de las organizaciones juveniles de izquierdas. Así, una de estas veces, escuchó el discurso de Federico Melchor, dirigente de las Juventudes Socialistas. «Parecía que hablaba de mí, de los problemas de mi casa, de las vicisitudes de mi familia. Quedé muy impresionado y comprendí que yo pertenecía a aquella clase de desheredados a la que él [Federico Melchor] se refería y que mi familia, sin saberlo, integraba ese mundo de sudor y miseria». En este punto de su biografía, apenas comenzado el libro, comprendí que iba a compartir conmigo asuntos muy cercanos y que yo no iba a ser capaz de despegar la nariz de las páginas.

Luego la guerra, su deseo de luchar en ella defendiendo los valores de la libertad. Marcos Ana la cuenta en toda su crueldad, a través de los ojos de un muchacho que descubre el cuerpo de su padre muerto en un bombardeo y deteniéndose en el injusto final, lleno de dolor, que le lleva, confinado, al interior de los humillantes campos de los Almendros y Albatera.

Vienen las condenas a pena de muerte y las cárceles que le robaron 23 años consecutivos de su vida, encerrado por sus ideas políticas toda su juventud. Conforma esta parte la más extensa del libro. Son sus recuerdos, las anécdotas y la memoria de sus compañeros, lo que obligan a la piel a erizarse. No guarda rencor, ni se atisba en el libro la menor intención de revancha. Al contrario, es una biografía de un hombre conciliador, incapaz de albergar un minuto de odio, cargado de obligaciones autoimpuestas hacia los que quedaban en la cárcel cuando el salió y a los que murieron en ellas. Memoria viva que lucha por la memoria colectiva, ante el olvido y a favor de las causas justas, esas que son de sentido común.

Marcos Ana y otros presos políticos en el penal de Burgos«Hay momentos tan tremendos en la vida que el corazón no puede desahogarse con el llanto sino con la acción y la solidaridad». Tiene 42 años cuando sale de prisión y por decisión propia inicia entonces un camino irreversible que le lleva a usar su voz en representación de los presos políticos españoles, buscando solidaridad, esperanza y futuro. Narra en la biografía los años de exilio en Francia y las giras por todo el mundo, con especial atención a las de Latinoamérica. Países que le acogen multitudinariamente y a los que acude como invitado para explicar la situación que pervive en la España franquista. Son muchas las conferencias a las que asiste y el cariño con el que se recibe en cada una de ellas queda bien reflejado.

Breves páginas las siguientes para esbozar lo que pasó tras la muerte de Franco y apenas si le quedan cuatro al final para sus propias reflexiones de las que recojo dos perlas. «He vivido la vida que he preferido vivir, la vida dura pero noble de un revolucionario. Y a pesar de los naufragios sufridos y las decepciones que la lucha y la vida a veces nos deparan, si mil veces naciera mil veces volvería a ser lo que soy y a pensar como pienso». «Confío en las nuevas generaciones, en cuyos surcos hemos sembrado nuestra historia. Ellas proseguirán nuestra lucha por un mundo más justo y humano, un mundo sin hambres y sin guerras, sin desigualdades sociales, donde el sol salga y caliente para todos».

A modo de pequeño anecdotario: El libro contiene muchísimas anécdotas, así que resulta mejor leerse el libro. Lo que sí voy a señalar es la existencia de la Plataforma por la concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2009 a Marcos Ana que ha comenzado recientemente una campaña recogiendo firmas para apoyar esta iniciativa.

Medio puntoPuntoPuntoPuntoPunto


Título: Decidme cómo es un árbol. Memoria de la prisión y la vida
Autor: Marcos Ana
Editoriales: Umbriel y Tabla Rasa
Colección: Testimonios
Género: Memorias
ISBN: 978-84-89367-40-1
Año de publicación: 2007
Páginas: 384
Prólogo: José Saramago

2 comentarios:

Jose Luis García dijo...

Manifiesto contra la candidatura de Marcos Ana:

http://www.kaosenlared.net/noticia/manifiesto-contra-candidatura-marcos-ana

Gilda Fernández Holgado dijo...

Para José Luis:
Creo en primer lugar que es hora de dejarse acomplejar por los símbolos. Que el premio se llame Príncipe de Asturias no debe ser excluyente para alguien que se define marcadamente como republicano. ¿Qué dirías si un negro gana una carrera organizada por el Ku Kux Klan? Nos parecería todo un logro y un paso en la lucha contra el racismo. Pues lo mismo, la derecha no nos puede hacer no participar, ni que nosotros mismos nos sintamos excluidos de los espacios que conforman nuestra sociedad.

Segundo, Marcos Ana está de acuerdo. Cierto que se lo pensó y tuvo dudas, pero esta vez tampoco quiso cerrar sus miras como luchador solidario por la libertad.