domingo, 29 de noviembre de 2009

47FICXixón: Final de unos días intensos con una fuerte ovación

Fin de fiesta con una gala divertida y una buena película con mensaje


Hoy el Festival echa el telón, aunque mañana se vuelvan a proyectar la película ganadora y el premio del público joven. A primera hora de la tarde ya estaban desmontados los casilleros de prensa y se respiraba en el aire la nostalgia de los días pasados, melancolía que se levanta por encima del cansancio, del tiempo robado al sueño. Han caído las últimas botellas de sidra con la comida, hoy me sabe quizá más dulce, a despedida corta, a un «hasta luego».

«The last days of Emma Blank» una película con tintes teatrales

Alex Van Varmerdam, Annet Malherbe y Tom Erisman, el equipo de la película «The last days of Emma Blank»
Alex Van Varmerdam, Annet Malherbe y Tom Erisman, el equipo de la película «The last days of Emma Blank»
Dentro de la sección oficial se proyecta la película holandesa «The last days of Emma Blank» de Alex Van Warmerdam. En una zona de vacaciones, cercana a la playa, se levanta una casa negra que esconde secretos tras sus paredes. Unos sirvientes obedecen a «la señora», caprichosa y opresora, en sus últimos días. Pero, ¿quién son esos sirvientes?, ¿por qué se dejan humillar?, ¿servilismo o avaricia? En los márgenes de este juego teatral se mueve este largometraje de buenas interpretaciones y hermosa fotografía conseguida con la luz veraniega del exterior que contrasta con lo que se esconde dentro de la casa.

Una casa que, el director explica durante la rueda de prensa, se construyó a propósito para la película, pues por mucho que buscó no la encontró. Esta película nace como una obra de teatro de hace diez años. El director tiene un grupo de teatro y primero lo escribió como texto teatral y posteriormente lo convirtió en guión. Su intención primera surge en torno a la idea dramática de los sirvientes a la que le da una vuelta de tuerca preguntando que ocurriría si la propia familia se convierte en el servicio. Respecto a sus influencias dice que sí, que esta película es un cúmulo de pequeñas influencias que va siendo la experiencia y algunas de ellas incluso ya las ha olvidado. No quiere ser un arqueólogo de su propio trabajo.

La clausura

Escenario antes de comenzar la gala de Clausura de la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Escenario antes de comenzar la gala de Clausura de la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Hay que acercarse hasta La Laboral para la gala de clausura. En su teatro suena música rápida, de batería y guitarras eléctricas, sin voces, mientras vamos entrando. Sobre un escenario grande se puede ver un atril con el número 47 y más atrás y hacia la izquierda paneles con las letras FICX. Colgados desde el techo caen varias pantallas. La gala la presenta Dani Mateo y lo hace con humor y desparpajo. Bromea sobre la Sexta y sobre Cuatro, pues los presentadores de la gala de inauguración pertenecían a dicha cadena. Pasa de puntillas sobre lo moderno de este Festival y las gafas de pasta para comenzar un monólogo cinematográfico sobre Dios y el hijo que envía para salvar a la humanidad, una historia a la que le falta un giro de guión según Mateo.

Se entregan los diecinueve premios, con agilidad, pues los ganadores cuyos agradecimientos duren menos de tres minutos recibirán un caramelo. Todos se han llevado el suyo.

«Don’t let me drown», una historia de amor juvenil en el Nueva York del 11-S

Cruz Ángeles director de «Don’t let me drown»
Cruz Ángeles director de «Don’t let me drown»
Cruz Ángeles clausura el festival con su película «Don’t let me drown». Se trata de un largometraje dinámico en el que los sentimientos y emociones siempre están apunto de explotar. Varias generaciones de latinos representados en dos familias, la una mexicana y la otra dominicana para plasmar su mundo, las diferentes formas de asimilación (padres e hijos) a la cultura norteamericana. Especialmente dramático y asfixiante es el trabajo de Ramón que se encarga de limpiar los escombros de la Zona Cero. El director consigue que se respire el polvo nocivo que envuelve al personaje traspasando la pantalla, que se tosa con él sangre. Otro de los mayores logros del director es conseguir que la película resulte tremendamente cercana.

En la rueda de prensa de la mañana, Cruz Ángeles reconocía que siempre le ha resultado difícil centrarse en una sola cosa, motivo por el que esta película es un crisol de personajes que le permite mostrar diferentes generaciones simultáneamente. Cuando se habla del 11-S siempre se muestran bomberos y policías, todos ellos blancos, se olvidan de todos los inmigrantes que trabajaron allí limpiando los escombros. Presenta un mensaje claro: los personajes provienen de otros países y otras razas, pero ahora todos viven en Nueva York y entre todos se construye la ciudad.

Cuando le preguntaron su secreto para manejar la tensión lo resumió con sencillez: escribir, reescribir, rodar y montar. Dice que la emoción es el elemento que pasa todas las barreras lingüísticas. Cuenta que para sobrevivir en tiempos de crisis las mejores medicinas son la risa y el amor. Comenta que él personalmente quiere hacer que el mundo funcione y recuerda que en su país había muchos jóvenes que salieron a votar en las últimas elecciones porque, como él, querían que hubiera un cambio. Había un rayo de esperanza.

Fue sincero al hablar sobre las dificultades para hacer su película, dijo que eran las mismas que cualquier largometraje de cine independiente: el dinero. También habla de las complicaciones para encontrar el elenco. Pero al final todo se resuelve tomando decisiones con rapidez, para que las cosas funcionen con lo que tienes.

sábado, 28 de noviembre de 2009

47FICXixón: Palmarés

El Festival Internacional de Cine de Gijón se cierra con un palmarés repartido


Los premiados en la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Los premiados en la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

SECCION OFICIAL:

El Jurado Internacional de la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Lenny Abrahamson, Kiko Amat, Christine Dollhofer, Andrés Gertrudix y Lucía Puenzo ha concedido los siguientes premios a las películas participantes en la Sección Oficial:

Premio Principado de Asturias al mejor largometraje: La pivellina de Tizza Covy y Rainer Frimmel (Italia / Austria)

Premio al mejor director: Lynn Shelton por Humpday (Estados Unidos)

Premio al mejor actor: (ex aequo) Mark Duplass y Joshua Leonord por Humpday (Estados Unidos)

Premio a la mejor actriz: Patrizia Gerardi por La pivellina (Italia / Austria)

Premio al mejor guión: Phipippe Lioret, Emmanuel Courcol y Olivier Adam por Welcome (Francia)

Premio Gil Parrondo a la mejor dirección artística: Gustavo Ramírez por Mal día para pescar (España / Uruguay)

Premio Especial del jurado: Le roi de l'evasion de Alain Guiraudie (Francia).

Los premiados en la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Los premiados en la 47 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

RESTO DE PREMIOS:

Premio Principado de Asturias al mejor cortometraje: Bingo de Timur Ismailov (Holanda)
Mención Especial para: Pablo de Nely Reguera (España)

Premio No ficción / Documental: Sahman (Border) de Harutyun Khachatryan (Armenia / Holanda)

Premio del público a la sección Rellumes: Barking water de Sterlin Harjo (Estados Unidos)

Premio FIPRESCI de la Prensa Internacional: Francesca de Bobby Paunescu (Rumanía)

Premio del jurado joven al mejor largometraje: Welcome de Philippe Lioret (Francia)

Premio del jurado joven al mejor cortometraje: L'homme est el seul oiseau qui porte sa cage de Claude Weiss (Francia)

Premio Efants Terribles al mejor largometraje para mayores de 12 años: Turn it loose de Alastair Siddons (Estados Unidos)

Premio Efants Terribles al mejor largometraje para menores de 13 años: Les efants de Timpelbach de Nicolas Bary (Francia / Luxemburgo)

Premio Día D'Asturies: (ex aequo) Puntu de Eva Gallego Valdés (España) y Tacones de Benjamín Villaverde (España)

Primer premio Nuevos realizadores del Principado de Asturias al proyecto: No muerto de Pablo Sánchez Blasco

Segundo premio Nuevos realizadores del Principado de Asturias al proyecto: Pocacola de Álvaro Fernández Fueyo

Premio al proyecto corto Canal + 2009: La recolectora de lágrimas de Sara Mazkarian

viernes, 27 de noviembre de 2009

47FICXixón: Las miradas propias

«The good heart» sorprende y se cuela entre las favoritas


Por las mañanas, a eso de las 11, hay un pase al que asisten los alumnos de los institutos. Se trata de una proyección dentro del ciclo «Efants Terribles» a la que los estudiantes acuden en fila, vigilados por sus profesores. Involucrar a la juventud, hacerla partícipe de la magia del cine, es apostar a caballo ganador, al futuro, pues seguro que en las butacas de la sala tendremos sentados a los actores, directoras, fotógrafos y montadoras del mañana.

La comida es un buen momento para olvidarse de la pantalla y descansar de las imágenes en movimiento. Las sidrerías de la zona ofrecen buenos menús a precios que no superan los diez euros. Tomar una sopa de pescado de primero supone una perola enorme de la que te vas echando lentamente para que no se enfríe. De segundo un plato tradicional: unos tortos de maíz con picadillo y huevo frito. Después un arroz con leche de postre y un café reponedor antes de volver a la sala. Pero eso fue el otro día, hoy aún estoy más tradicional y me pido una fabada y un entrecot de buey muy poco hecho, como me gusta. Vengo sólo, así que me avisan de que tengo que sentarme en unas mesas de las pequeñas y me llevan a una en la que caben cuatro ampliamente.

«The good heart» supone un reencuentro con el cine de sentimientos

Dagu Kari director de «The good heart» durante la rueda de prensa
Dagu Kari director de «The good heart» durante la rueda de prensa
Reseñar la película después de haber escuchado a su director, el islandés Dagur Kari, me ha cambiado el prisma. Sin querer, voy incorporando las imágenes que me producen sus palabras, sumándose así a las vistas en el largometraje. Es una buena película, con interpretaciones soberbias que bastan para sustentar la historia. No es lo único excelente, también es uno de los mejores guiones de la sección oficial, apoyado en las casualidades que funcionan como detonantes, adentrándose en los mundos secretos de sus personajes, sin desvelarlos del todo ni transformarlos con el paso de la cámara, en un fluir y confluir. Es de esas películas que te hace un poquito mejor cuando terminas de verla, de las que hacen mágico este mundo de narrar historias sobre la pantalla, de contagiar cada uno de sus temblores convertidos en sentimientos.

Dice su director de Paul Dano y de su papel de Lucas, que es un actor muy maduro a pesar de su juventud y que su personaje lo preparó como si fuera un animal, adoptando sus posturas y comportamientos. Brian Cox interpreta el otro papel protagonista, el del cascarrabias Jacques. Inicialmente estaba previsto que lo hiciese Tom Waits, pero al final surgieron problemas y Cox fue la solución. Por su parte la mujer joven tiene el papel de presentar un obstáculo al proyecto de Jacques con su luz femenina en el mundo masculino que representa el bar. Es también un factor sorpresa que aporta interés al espectador. Aunque está rodada en Nueva York, apenas si muestra de ella un sucio callejón; quiere borrar todo cliché de la Gran Manzana para centrarse en la historia.

Kari confiesa que es un director que trabaja de forma intuitiva y que confía en que los elementos se vayan alineando para conseguir el objetivo. Para esta película partió de la idea que se transmite en varios testimonios de personas que han recibido un trasplante y que van teniendo cambios de comportamiento. El guión se desarrolla en el presente y no cuenta el pasado de los dos protagonistas. Dagur Kari dice odiar los flashback y que sin embargo le gusta mantener secretos que despierten la curiosidad del público y que no se revelen para que abran la fantasía del espectador. Del personaje de Lucas, en su preparación no elaboró ninguna historia del pasado, era una hoja en blanco, una persona que abandona los cánones habituales de la sociedad para vivir como un animal, basándose en sus instintos. Un proyecto en el que fracasa.

El director señala que a la hora de hacer cine no está interesado en el realismo y tampoco en la fantasía. Lo que desea es crear un universo entre esos dos márgenes de realismo y fantasía que solo pertenezca a la película.

Respecto a la banda sonora está realizada integramente por Dagur Kari y un colega con el que tiene una banda. Reconoce que preparar la música es con lo que más disfruta a la hora de realizar un largo.

Harmony Korine, el chico travieso

Harmony Korine director de «Trash humpers» durante la rueda de prensa
Harmony Korine director de «Trash humpers» durante la rueda de prensa
Hoy ha tenido lugar la rueda de prensa de Harmony Korine para hablar de su película «Trash humpers». Le presenta el crítico cinematográfico Álex Mendíbil diciendo que su cine es polémico y transgresor que nos propone un lenguaje fílmico nuevo, donde la juventud es fea, nihilista, decadente y perdedora, pero que aún así logra conmovernos. Su tema principal es la búsqueda de la belleza, pero lo busca donde no debe. Es un cine sin denuncia social, como un poema. De momento en España su cine sólo se ve en festivales.

Korine dice no importarle venir a los festivales, son fantásticos y no hay otro lugar mejor para ver cine. Confiesa que la película surgió como una idea en su cabeza al pasear a su perro. Viendo los contenedores tan grandes y tan sexys se imaginaba a todo el mundo follándoselos y al resto, los que no quieren participar, mirándolo todo desde la ventana. Es una película que el espectador puede tener la idea que se la ha encontrado metida en un agujero y la ha puesto en su vídeo. No tiene referencias, no pretende ser ninguna declaración, ni reacción alguna. Quiere un cambio completo sobre la idea del cine ahora que todo está variando para que se convierta en una nueva expresión, tal vez en un poema de 10 minutos. El cambio debe ser a su vez profundo tanto en la concepción como en su lógica.

Respecto a los formatos -para esta película ha utilizado VHS- dice que no hay mejor que otro, que todos son la misma mierda y que debemos mirarlos exclusivamente como instrumentos. Le aburren estas conversaciones sobre tecnología.

Le gusta mucho la gente que interpreta, que vive de su ingenio. También comentó que ser realizador de publicidad le hace sentirse más cercano a Dios y que se siente el director vivo más estadounidense de todos.

«Morrer como um homem», la irrupción de un cineasta portugués que ama el cine

Joao Pedro Rodrigues director de «Morrer como um homem» durante la rueda de prensa
Joao Pedro Rodrigues director de «Morrer como um homem» durante la rueda de prensa
Dentro de la sección oficial se presenta la película «Morrer como um homem» del portugués Joao Pedro Rodrigues. Se trata de un filme larguísimo y tristísimo, empañado de la misma melancolía de la que viven los fados. Se recrea en la estética y se puede percibir el milimétrico diseño de cada plano, de cada color, de cada detalle. Habla de travestis y de la solitaria forma en que viven, a caballo entre su trabajo de Drag Queen y sus casas. Vidas vacías cuando llegan a una cierta edad, dice la letra de una de las canciones, de dudas: donde Tonia ha vivido toda su vida como mujer pero sin embargo quiere morir como un hombre, vestido con un traje. Tal vez por una obligación psicológica con su hijo, quien en una escena anterior le reprochó «que fue una mala madre y que no quiso ser su padre». Vida de dolor, soportada con estoico sentido religioso, y por otro lado celos, competencias y aquello en lo que nunca confiaba, el amor absoluto de su pareja (Rosario) pero que es lo único que se cumple.

Cierto que peca de contemplativa, pero es una película con personalidad que trae el espacio propio de un director que respira cine.

En la rueda de prensa se comparó a Joao Pedro Rodrigues con Almodóvar, cuestión que no comparte el portugués que pugna por su propio camino. Le gusta el director manchego y admira su trabajo, pero confiesa que no tiene ni la misma narrativa, ni el mismo ritmo, así que le parece que no se acerca a él. Dice que tampoco se plantea como objetivo provocar, sino que quiere contar historias en un proceso de madurez que le permita seguir aprendiendo a hacer películas por sí mismo. Dice que el cine portugués no resulta algo compacto, que tiene cineastas con diferentes miradas.

Antes de realizar el guión habló con muchos travestis y transexuales que le contaron muchas historias. En la película no aparece ninguna mujer, es algo premeditado, como una especie de broma. Considera que no hay mujeres, pero que sin embargo resulta su película más femenina: no hay mujeres, pero está llena de las mujeres.

Todo lo que se ve en la película estaba en el guión, sin que faltara ninguno de sus detalles porque Rodrigues no cree en la improvisación, o al menos reconoce no saber trabajar con ella. Hacer cine es un proceso costoso, por eso durante el guión se debe ser muy exhaustivo.

Los protagonistas, en un momento dado, abandonan la ciudad buscando la naturaleza, llegar a mundos libres donde pueda ocurrir cualquier cosa. Estas escenas las rodó en lugares a los que el director iba de vacaciones en su niñez. Los tenía grabados en su conciencia y pretendía llevar al espectador a ellos.

«Im juli» una roadmovie por amor

Para cerrar el día nada mejor que la retrospectiva de Fatih Akin. Hoy se proyectaban dos de sus cortos «Sensin» y «Getürk» además de su película «Im juli».

Los dos cortos son muy frescos y llenos de agilidad, con un guión divertido y tramados como un juego. En ambos Akin interpreta el papel principal.

La película es estupenda, algo cursi en algunos momentos, algo onírica en otros, pero muy coherente en todo su camino. Se trata de un viaje por amor, que supone la transformación del protagonista, que pasa de ser un hombre serio y concienzudo a convertirse en una persona humana, con sentimientos. De trama acelerada, con acción y fuerza en sus protagonistas, es un largometraje que engancha a la vez que seduce, tal vez por lo cercano de las interpretaciones.

Los protagonistas salen de Hamburgo para llegar a Estambul, cruzando media Europa en el trayecto y viviendo todos los obstáculos posibles con el único objetivo de fortalecerles y que puedan comprender lo que realmente quieren.

jueves, 26 de noviembre de 2009

47FICXixón: Cuando los actores se convierten en directores

El día ha dado para hablar de friquis, cortometrajes, documental y una comedia tan negra como ácida


En Gijón y en torno al festival, hay algún que otro friqui. Los hay locos por el cine, pero también los que se han construido a sí mismos en base a la soledad. Si miro al principio de la sala puedo ver al que viste una gabardina y debajo el cómodo chándal de estar tumbado en el sofá; o al hombre gordo con sombrero, un muchacho que siempre está preocupado de sus amigos, haciendo las colas, guardándoles el sitio... cuya tez tan blanquecina evidencia que no sale mucho; o al repeinado estilo años sesenta que se sienta al lado de alguien para entablar una conversación con la disculpa del Festival, no le dura mucho la charla, enseguida se apagan las luces y aunque espere a su «víctima» hasta la salida, ésta no suele ir más allá de un «nos vemos otro día» rápido en la escalera mientras huye.

El Festival Internacional de Cine de Gijón, además de las películas, programa un ciclo de conciertos por las noches (exactamente quince minutos después de terminar la última proyección del día en los cines Centro), todos ellos gratuitos. Siempre ha sido este un certamen que aúna el cine con la música.

«Louise-Michel» comedia negra y ácida

Cartel de la película «Louise-Michel»
Cartel de la película «Louise-Michel»
Desde Francia llega «Louise-Michel» una comedia negra tan absurda como disparatada. Se proyecta dentro de la sección Post Burlesque y ha sido dirigida por los cineastas Gustave de Kervern y Benôit Delépine. La película arranca cremando un cadáver. La mesa-ascensor sobre la que se sitúa el ataúd no sube, el horno no se enciende... Nada funciona, pero mientras lo intentan suena «La Internacional».

Cuando llevas muchas películas a la espalda en un festival, lo que les pides a cada una de ellas es que tenga alguna seña de identidad, algo que pasados unos días te permita diferenciarla del resto. Esta película lo tiene, parte por su guión, parte por las interpretaciones y otra gran parte por lo que no se llega a decir. Louise antes se llamaba Jean Pierre, pero para conseguir un trabajo se transformó en mujer. Michel nació siendo Cathy, pero lleva una vida como hombre porque le acomplejaba su aspecto físico enorme para una niña. Sus cambios de identidad sexual nada influyen en la película, salvo en aumentar el disparate. ¡Vaya sociedad la nuestra!, ¿no? Pero el trabajo de Louise se acabó, tanta deslocalización hace que cierre la fábrica y las empleadas quieren sacarse de encima la explotación de todos estos años, así que deciden usar el dinero de la indemnización en contratar a una persona que asesine al patrón. En ese punto entra Michel, un tanto fanfarrón, pero que a la larga es incapaz de terminar el «trabajito» para el que tiene que subcontratar -malos tiempos- a moribundos para llevarlo a cabo.

¿Quién es el culpable?, ¿el jefe de aquí, su jefe en la pirámide de multinacionales que esconden el entramado...? Clara crítica a este sistema capitalista despiadado que juega con el trabajo. No es una gran película, pero tiene inteligencia y consigue los objetivos que se propone con su reflexión sobre la explotación de los obreros por parte de las multinacionales. Y además, me reí.

Cortos de ficción del cine español

Natalia Mateo, Luis Callejo y Raúl Arévalo en una escena del corto «Pichis»
Natalia Mateo, Luis Callejo y Raúl Arévalo en una escena del corto «Pichis»
Curioso, tres de los cinco directores que presentaban corto son actores: Marta Aledo («Pichis»), Candela Peña («9») y Álex Brendemühl («Rumbo a peor»). Otra de las casualidades es que varios de los cortometrajes tratan la temática de zanjar asuntos pendientes que los protagonistas llevan muchos años cargando sobre sus espaldas.

«Yanindara» de Lluís Quilez es un corto rodado con gitanos rumanos sin experiencia en lo del cine. Buena fotografía para una drama fantástico que si peca de algo es de un guión demasiado juvenil y con poco experiencia detrás.

«Pichis» es divertido. Una historia de lo que queda pendiente en las pandillas de juventud cuando se reencuentran en la despedida de soltera de una amiga de aquellos años. Los anhelos, las historias inacabadas, las relaciones que pudieron ser y la nueva oportunidad de zanjar aquello o dejarlo como está.

De «9» poco puedo decir: un fragmento de conversación en la que los personajes, desnudos todos, hablan de numerología mientras intentan definirse o encontrarse. Yo me quedé perdido. Bonita la presentación previa en la que parte del equipo se encargó de cantar en la sala un trocito de la canción que cierra los títulos de crédito.

«Rodilla» de Juanjo Giménez, es muy ingenioso. Trata sobre las obsesiones y el mecanismo por el que regresan como un síntoma de soledad. En el corto un fotógrafo se cruza con un taxista que resulta ser Rodilla, el delantero del Celta cuyo cromo de la temporada 74-75 le quitó otro niño de clase y le dejó la colección incompleta. Con un corte humorístico fantástico, que ya se intuyó en la propia presentación de su director.

Finalmente el inexplicable «Rumbo a peor». Durante los 13 minutos de metraje busqué darle un sentido. Menos mal que los títulos de crédito comienza con un In Memoria a Samuel Beckett y así puedo entender que lo que los protagonistas hacen durante el corto es entretener el tiempo mientras esperan a Godot.

«Vivir de pie. Las guerras de Cripriano Mera» la fuerza que da la dignidad del ser humano

Cartel de la película «Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera»
Cartel de la película «Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera»
Dentro de la sección Esbilla y compitiendo por el premio de «No ficción y Documental» se presenta «Vivir de pie. Las guerras de Cripriano Mera», del director Valentí Figueres. Se trata de una obra que mezcla la historia con potentes imágenes poéticas para dotarlo de una plasticidad especial que pueda representar los sentimientos. Cipriano Mera, dirigente de la CNT, pasa de albañil a general durante la Guerra Civil y durante toda su vida representa la necesidad de luchar por la ideas libertarias. Se trata de un documental con muy buenos momentos, donde una voz en off va leyendo textos del propio Mera mientras se desgrana su historia y sus circunstancias, para lo que se recurre con frecuencia a entrevistas con testigos de aquellos hechos. Uno de los muchos símbolos que se utilizan es de las grietas que se abren en el muro de la historia, pequeñas aperturas que los seres humanos debemos aprovechar para luchar por nuestra dignidad caminando hacia la revolución social que se base en justicia, igualdad y fraternidad.

Dice el director que este documental es la respuesta a una pregunta que se lleva formulando durante 40 años sobre si el ser humano puede mantenerse fiel a sus ideales independientemente de la situación social o histórica en la que se encuentre. Para mi gusto el documental es interesante, aunque resultaría más ameno si se redujese la duración.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cultura popular y recuerdo de la lucha por la Democracia

Presentación del libro «Asociación Amigos de Mieres» de Francisco José Faraldo que promovía un espacio de libertad y lucha contra la dictadura franquista desde los ámbitos de la cultura y el deporte


Miércoles 25 de noviembre de 2009. Ateneo Obrero de Gijón


Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
«La promulgación en 1964 de la Ley de Asociación abrió la posibilidad de nuevos espacios culturales. Los resquicios legales del régimen fueron aprovechados para el surgimiento de asociaciones que, como Amigos de Mieres, se convirtieron en espacios de libertad y lucha contra la dictadura. En Asturias este movimiento asociativo jugó un relevante papel. En este sentido, Amigos de Mieres (1968 a 1991) fue una entidad de referencia no solo en la Cuenca del Caudal. Nuestra historia reciente no se entendería sin conocer la actividad sociopolítica de estas asociaciones, promotoras de buena parte de las actividades culturales, deportivas... desarrolladas desde el voluntarismo y sorteando los obstáculos represivos». Con estas palabras se describe este libro en su contraportada. Se trata de una publicación de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la editorial KRK.

Luis Pascual, como representante del Ateneo Obrero de Gijón, se encargó de iniciar el acto presentando a los ponentes de la mesa.

Tomó la palabra Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, explicando la intención de que esta obra sea la primera de una serie que recoja la historia de las diferentes asociaciones culturales que se fueron creando en Asturias como son los casos de Amigos del Nalón, Gesto, Cultural de Pumarín, Natahoyo, Cultural gijonesa... Se trata de recuperar la historia del fenómeno de las asociaciones culturales, su actividad y la memoria de aquella lucha callada que desde ellas se fue realizando. En Asturias, este movimiento de asociaciones tuvo mucha pujanza, y en concreto Amigos de Mieres se convirtió en un referente de la cultura popular, un lugar de encuentro y un punto desde el que extender la cultura en un tiempo en el que el acceso a ella no resultaba sencillo para un obrero. Desgraciadamente queda poco archivo de todo aquello y es necesario tirar de la memoria de las gentes.

Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual
Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual
José Luis Argüelles, quien prologa el libro, usó su palabra para recordar que Amigos de Mieres peleó por la libertad de Juanín (Muñiz Zapico) y que cuando salió de la cárcel acostumbraba a ir a la asociación para dar charlas. Es por eso que agradece que sea la propia Fundación Juan Muñiz Zapico la promotora de este libro.

La estructuración social que estas asociaciones acometieron, permitió que la llegada de la democracia fuera de todos, ya que desde ellas se instrumentalizó buena parte de la lucha por las libertades. Amigos de Mieres se creó por iniciativa soterrada del PCE y de Comisiones Obreras, pero fue más que eso: se convirtió en un frente unitario de los antifranquistas de Mieres y alrededores. Con izquierdistas entre sus miembros, pero también con católicos.

Durante su historia mantuvo una actividad importante que sirvió además como semilla para muchas otras cosas. A pesar de sus pocos medios, tuvo un Cineclub, una Biblioteca popular, ajedrez, coro, grupos de teatro y de montaña, deportes...

Hablando de Faraldo, dice que, para la escritura del libro, no eludió los conflictos que existieron en la asociación ni el triste final que ésta tuvo.

Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto
Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto
Finalmente intervino Francisco José Faraldo, autor del libro. Situó en su lugar a la cultura señalando que «cuando falta la libertad es cuando más se necesita trabajar en lo cultural».

Se define a sí mismo como un testigo de todo aquello al que le gusta escribir, por lo que el libro se encuentra entre la crónica y el reportaje. Para su elaboración recurrió a entrevistar a una veintena de personas relacionadas con la asociación que aportaron los documentos y las fotografías que guardaban. Pero también acudió a las fuentes escritas como son el archivo municipal del ayuntamiento de Mieres y los archivos policiales, de los que destaca el esmerado cuidado que ponían en adjetivar los informes sobre las actividades de la asociación y a trabajos de los autores Luis Alfredo Lobato, Julio León Costales y José Ramón Gómez Fouz.

Respecto a la Asociación, indica que fue un logro formidable de las fuerzas progresistas de la cuenca del Caudal por implantar una cultura popular, de alta calidad y con una gran amplitud en la extensión de sus actividades. Habla del trabajo del Cineclub, de los diferentes grupos de teatro que se fueron formando a su amparo y de la Biblioteca que permitía difundir la literatura y el pensamiento político. En ese momento recuerda como anécdota que varios dirigentes tenían enterrados en sus huertas algunos de los libros prohibidos para de esta forma salvaguardarlos y poder seguir prestándolos.

Comenta que la Amigos de Mieres tenía el sambenito de que sus socios eran unos rojos peligrosos. Por ello se organizaron muchas actividades abiertas a la participación de todo el mundo y al aire libre. Citó, entre otra de sus actividades, el intercambio de estudiantes con Francia que no solo permitió la llegada de otros aires europeos en Mieres sino que a su vez sirvió para que muchos de los estudiantes locales tuvieran la oportunidad de visitar Francia.

En lo deportivo también vivió ciertos éxitos, pues tras una eclosión extraordinaria llegó a tener cerca de los 500 chavales apuntados en las diferentes categorías y se convirtió en el gran rival futbolístico del Caudal Deportivo de Mieres. Habló del grupo de montaña como otra de las señas de identidad de Amigos de Mieres.

Recuerda que muchos compañeros se educaron allí, que aprendieron a participar en una lucha por la cultura. Si bien al arranque, la Asociación presenta mucho peso comunista, siempre hubo socialistas, cristianos progresistas y otros demócratas «sin apellido». A finales de los 70 los resquebrajamientos en el PCE influyeron y comenzó un periodo de dejación. Con la Transición llegaron otros modelos de difundir o controlar la cultura: el márketing que busca que deje de ser gratuita o la incorporación de los ayuntamientos como difusores. De esta forma, lentamente, la Asociación va dejando de tener motivo de ser, hasta que su local pasa a ser ocupado por otro grupo cultural de Mieres.

Faraldo termina indicando que por Amigos de Mieres pasó todo el mundo y que pertenece a la memoria de todos.

47FICXixón: Hacer cine es formarse un punto de vista

«El General», un documental que nos trae el pasado enfrentado con la realidad de México


Lo que tiene ver películas solo es que pegas el oído a la primera ocasión en que se tiene oportunidad. Así escucho a tres mujeres, que rondan los cincuenta, hablando de cine. Recuerdan «Estómago» la película brasileña que les impactó el año pasado. No tienen mal gusto me digo y luego me distraigo buscando algo en el periódico que se edita diariamente por el Festival de Cine Internacional de Gijón. Cuando vuelvo a la conversación están comentando sobre un videoclub con películas de arte y ensayo. He escrito esta escena como algo excepcional, pero estos días he comprobado que aquí esto es habitual. Las salas están llenas de gentes de todas las edades y de gustos diferentes que conviven mezclándose y compartiendo su experiencia.

Me avisó Benja, que como todos los asturianos sabe de climatología, de que iba a llover y saqué el paraguas. No llueve fuerte, pero sí de continuo. Sin embargo el tiempo no varía los comportamientos de la ciudad, ni siquiera aumenta el tráfico que se mueve al mismo ritmo, protegidos bajo los paraguas sobre los que repica musicalmente el agua.

«El General», ¿cuando retomamos la revolución?

Natalia Almada directora de «El General» durante la rueda de prensa
Natalia Almada directora de «El General» durante la rueda de prensa
En la sección Esbilla se presenta el documental de la directora mexicana Natalia Almada «El General», una visión personal de su bisabuelo Plutarco Elías Calles a través de unas grabaciones antiguas en las que su abuela preparaba unas memorias sobre su padre con un periodista. Almada aprovecha para mirar al México de hoy, hablando con trabajadores de la calle, ambulantes, para decirnos que mucho no han cambiado los tiempos.

Aparenta no tomar partido, mantenerse distante: dicen, cuentan, las estadísticas señalan... pero luego están las decisiones, esas imágenes de diferentes películas clásicas que utiliza dentro del documental como expresión de las ideas. Son elecciones claras, para recordar la revolución mexicana y las palabras de Zapata diciendo que habrá que seguir luchando, dando la vida incluso por mantener lo conquistado. Existe un claro trasfondo en este sentido para comparar con las elecciones mexicanas del 2006 de las que salieron dos presidentes, «uno legítimo y otro ilegítimo; depende de con quién hables te los dará cambiados».

La calle dice que los políticos mienten y roban y se olvidan de la fuerza del pueblo. Almada quiere hacernos reflexionar sobre todo esto y también criticar el valor de la tradición, al menos repensarla para saber hacia dónde nos va llevando.

En su rueda de prensa, la directora explicó que ella ha partido en el documental desde lo íntimo hacia lo público. Confesó que la parte del montaje es donde se toma posición y que lo que a ella le interesaba era trabajar sobre la construcción de la memoria: el hecho de haber escuchado las grabaciones de su abuela le cambió la visión de entorno, con una nueva perspectiva que se adentraba en sus recuerdos. Dice que sus revolucionarios, los héroes nacionales de México, emprendieron una lucha que no consiguió todo lo buscado.

Respecto a su próximo proyecto informa que quiere hablar de la zona norte, donde en los panteones se construyen capillas cada vez más grandes a las que llaman narco-tumbas.

Alberto Arce habla de su documental «To shoot an elephant»

Alberto Arce director de «To shoot an elephant» durante la rueda de prensa
Alberto Arce director de «To shoot an elephant» durante la rueda de prensa
Alberto Arce quiere que su documental se vea, por eso la licencia para su distribución es Creative Commons lo que permite que se pueda descargar de internet y ver por todo el mundo. «To shoot an elephant» está rodado en Gaza y por coherencia política no puede privatizar este trabajo, es una denuncia, así que experimenta con esta apuesta por una distribución libre. Comenta su idea de una proyección mundial para el 18 de enero. No son los únicos caminos de mostrar su película, esta yendo a varios festivales.

Dice que el público se está quedando con la experiencia que vivió él, ya que en occidente se siente mayor empatía por el cámara español que sufre una pesadilla en Gaza antes que por la realidad de los palestinos que allí viven.

¿Cómo se puede regalar la película y a parte buscarse la vida para poder seguir haciendo más? Comenta que hay muchas maneras de rentabilizarla, se puede ganar un premio en un festival, dar charlas invitado por ayuntamientos, o preparar con el material sobrante una exposición para un museo. También su salida en dvd puede ser una forma para que la gente que quiere apoyar el proyecto lo compre. De todas formas el director dice que sus documentales no precisan demasiado dinero, unos 5.000 €.

Preguntado sobre su próximo trabajo responde que en quince días se va a Iraq para rodar un nuevo documental sobre las estrategias de supervivencia durante un conflicto bélico.

En «La pivellina» basta una niña para que los problemas pierdan fuerza y surjan las risas

Escena de «La pivellina»
Escena de «La pivellina»
A la sección oficial se presenta esta coproducción italo-austriaca firmada por el matrimonio Covi-Frimmel. Es un fragmento realista de una vida complicada, la que llevan dos artistas circenses y un adolescente que viven en unas caravanas. Vida difícil, pero corazón grande, en el que siempre hay un hueco para la bondad y para cuidar a una niña abandonada sobre el columpio de un parque infantil.

De ritmo lento, hay momentos en que roza el aburrimiento, y con tomas demasiado alargadas, dibuja una pretendida atmósfera de realidad mientras va presentando la forma de vida de sus protagonistas, alejada en todo punto de los modelos sociales tradicionales y con una ética en la que el egoísmo no existe. Habla de entrega y de cariño, pero lo hace con una fotografía que toma cierta distancia, que aleja los sentimientos, como si todo lo que viéramos en la pantalla fuesen los recuerdos caseros de una familia con la que no tenemos relación.

martes, 24 de noviembre de 2009

47FICXixón: Encarando su segunda mitad

«Trash humpers» resulta un desprecio por la inteligencia al hacer cine y «Solino», al contrario, nos enseña a amar este arte


Babak Jalali director de «Frontier blues» durante la rueda de prensa
Babak Jalali director de «Frontier blues» durante la rueda de prensa
Sin duda la idiosincrasia asturiana es diferente. Esta mañana quise ayudar a una señora mayor a bajar los tres peldaños que separaban la cafetería de la calle y ella, a modo de agradecimiento me dijo «que la Santina te ilumine». Sonreí, no era momento de mantener una conversación sobre religión que mostrase nuestros puntos de desacuerdo.

En cuanto al Festival Internacional del Cine de Gijón, decir que ayer se presentaba a concurso la película «Frontier blues» que finalmente se proyecto en formato DVD y fuera de concurso, ya que la cinta se ha quedado retenida en algún aeropuerto brasileño. En estos tiempos en que la tendencia es rodar en digital y luego pasas a 35 milímetros, Babak Jalali, rodó directamente en 35 milímetros. En la rueda de prensa se le veía triste por la circunstancia. Habló de la región Turkumana de Irán, lugar en el que está ambienta la película diciendo que es un lugar extraño, con muchos paisajes e historias de la gente, un lugar en que la población se pasa el tiempo esperando que ocurra algo. Su familia es originaria de dicho lugar y vivió allí hasta los ocho años, antes de irse al Reino Unido.

«Morphia», la visión tangencial de la revolución rusa

«Morphia», es la última película del director ruso Aleksay Balabanov, al que el Festival ha dedicado este año una retrospectiva. Como si fuera una película rodada en 1917, Balabanov quiere plasmar los colores del cine antiguo, incluso simulando los carteles del cine mudo para separar las diferentes escenas de la película. Logra ese aire, lo que quizá es lo mejor de la película. Respecto al contenido es la historia de un médico que llega a un pueblo perdido de Rusia para ejercer en un pequeño hospital alejado de toda población. Es un lugar inhóspito, donde la nieve lo cubre todo y siempre hace frío. Para superar todas estas circunstancias utiliza la morfina, y en poco tiempo se convierte en un adicto. Es el momento en el que estalla la revolución soviética, pero sus problemas son otros, los suyos personales en lugar de los colectivos.

La película toca en lo tangencial la revolución, pero como si se tratase de un fondo que ocurre lejos, aunque el protagonista se cruce constantemente con ella es incapaz de percibirla. Los ricos terratenientes hablan de ella en una velada acomodada de canciones y vodka, más tarde los campesinos incendian sus posesiones y en la ciudad los bolcheviques van tomando el control. Pero sólo importa como conseguir la siguiente dosis.

«Trash Humpers», la basura profunda y blanca que supone una sociedad hastiada

Apenas si voy a perder un poco de tiempo en esta película de Harmony Korine que se presenta en la sección oficial, aunque también el festival le tributa una inmerecida retrospectiva al director. Diré simplemente que se trata de una gilipollez, y no de una película, en la que unos descerebrados tratan de ser groseros y desagradables (en la imágenes y en las voces). Se fue mucha gente de la sala cansada de ver a la banda de desequilibrados follándose contenedores de basura, farolas, buzones... y total para nada. Muestra una norteamérica profunda que ya no tiene remedio.

«Solino» y el amor por el cine de Fatih Akin

Cartel de la película «Solino»
Cartel de la película «Solino»
Menos mal que quedan directores cuyas películas son un valor seguro por la calidad y sobre todo por su interés en contar historias como es el caso del germano Fatih Akin. La retrospectiva que le dedica el Festival es de lo mejor. «Solino» es una bonita historia de desarraigo, de cuando los hijos de los inmigrantes sienten que su patria ya no coincide con la de sus padres y que no tienen la misma necesidad de volver, pues su casa es el nuevo país. Bonito y desarraigo son un adjetivo y un sustantivo que no suelen encajar; en el cine de Akin sí, pues cuando habla de desarraigo lo hace de la búsqueda de la identidad, de resolver el puzzle de uno mismo desde dentro, tirando desde las raíces y también de lo nuevo que va forjando el carácter.

Los padres piensan que conocen lo que sus hijos necesitan, pensando que solo ellos saben el camino correcto que los hijos deben tomar. Pero se equivocan a menudo, los tiempos progresan y su perspectiva se va haciendo parcial e incompleta. Los hijos sufren esa lucha y sólo se sienten reconocidos cuando al final sus mayores aceptan que son sus descendientes los que deben vivir su propia vida.

Siempre hay algo de autobiográfico en su filmografía, tal vez en este caso la decisión del protagonista de convertirse en director de cine que parte de otra búsqueda: la del ardor y la pasión.

«Mammoth» o como a la larga cualquier decisión que tomemos será equivocada

Michelle Williams, Gael García Bernal y la niña Sophie Nyweide en una escena de la película «Mammoth»
Michelle Williams, Gael García Bernal y la niña Sophie Nyweide en una escena de la película «Mammoth»
Dentro de la sección Esbilla se proyecta la película «Mammoth» del director Lukas Moodysson, una coproducción entre Suecia, Dinamarca y Alemania. No me ha dejado buen sabor de boca, tal vez sea de las comerciales de lo proyectado hasta el momento, pero tiene poco mensaje. Pretende establecer una crítica a esta sociedad en la que el trabajo ocupa tanto tiempo que no permite a los padres cuidar a sus hijos. Pero da lo mismo la opción: la pareja neoyorquina no se siente realizada porque dejan el cuidado de su hija a una niñera filipina, la niñera tampoco porque dejó en su país a sus dos hijos con la abuela, la prostituta tailandesa tampoco ha acertado. De la misa forma discute también la solución en las sociedades capitalistas: trabajo frente a ocio. Si trabajo no tengo tiempo, si tengo tiempo siento que no hago nada.

También habla de una maternidad sobreprotectora, donde los niños suponen un lastre para la vida de sus padres, un condicionante que les obliga a tomar otros rumbos (geográficos y profesionales) por el bien y la garantía de un mejor futuro para esa nueva generación.

Da lo mismo la opción que se tome, siempre será un error, pero con cierto cinismo el director viene a decirnos al final que si al menos tienes dinero todo te resultará más fácil.

lunes, 23 de noviembre de 2009

47FICXixón: Los patos cruzan la pantalla

Cine minoritario, alejado de lo comercial, para el lunes


Este año el Teatro Jovellanos está de obras, por lo que uno de los principales espacios del Festival Internacional de Cine de Gijón ha tenido que ser sustituido. A cambio se abren las puertas de la Laboral y se suman dos salas de los cines Yelmo de la Calzada, lo que ha permitido que la programación aumente.

Mientras hago cola para canjear las entradas para estos días, delante de mí tengo un grupo de catalanes. Les escucho hablar con sorpresa de que aquí todo el mundo sigue al Sporting. Da lo mismo el sexo, la condición social o la edad: Puxa Sporting. A mí no me resulta extraño, Gijón es una ciudad con señas de identidad que buscan uniones más que diferencias; una ciudad que se mira a sí misma sin envidias porque sabe lo que vale el trabajo realizado con las propias manos de sus paisanos. Veo las aceras limpias y recuerdo las calles de Madrid cargadas de manchas y sucias. Me doy cuenta entonces de la distancia y de las personas, hechas con la misma urbanidad y, sin embargo, con orgullos tan dispares.

«Between two worlds» o cómo lo onírico se funde con la realidad

Escena de «Between two worlds»
Escena de «Between two worlds»
«Between two worlds», del director Vimukthi Jayasundara, se presenta en la sección oficial y resulta una película difícil de catalogar, pues el ritmo asiático de este largometraje procedente de Sri Lanka nada tiene que ver con el nuestro. Se volvió a ir gente de la sala a media película, pues lo que nos propone su director es un puzzle para encajar que precisa de muchas interpretaciones por parte del espectador para poder encontrarle un sentido. Con una estética muy cuidada, llena de simbolismos, mezclada y confundiendo lo onírico con lo real, me quedo con la sensación de haber aprovechado poco de ella. Hermosos paisajes de jungla mientras el tiempo se detiene en ellos para que transcurran imágenes sin apenas palabras. Dos pescadores construyendo su propia versión de una leyenda para situarnos. Y luego el pasado y el presente aunados en el mismo plano e inseparables, sin saber que ocurre de verdad y que no. Un concepto de vida en el campo en la que el hombre ha muerto, una petición de revuelta contra lo urbano… Demasiadas cosas que no logro interpretar. Si me preguntan si es una película recomendable diría que no, pero no tengo claro de quién es la culpa, si de mi desconocimiento de la cultura de Sri Lanka o porque realmente resulta aburrida.

Programa II de cortometrajes de la Sección Oficial

Cartel del cortometraje «Ahate pasa»
Cartel del cortometraje «Ahate pasa»
Koldo Almandoz es el director de «Ahate pasa», una obra inteligente, de sesuda investigación, cargada de ironía, y que además divierte. No sólo por la originalidad de ver a un pato hablando o a una veterinaria explicando en un recio euskera cómo de duro es el trabajo que realizan los patos-actores y sus enfermedades profesionales más habituales. Sin duda de lo más destacado de hoy.

La húngara Krisztina Esztergályos presenta «Variations» para contarnos la realidad, la ficción y lo ideal entre tres mujeres y cinco hombres. Es sin duda esta directora una mujer con un buen lenguaje cinematográfico y que sin duda sabe de matemáticas aplicadas.

«Whore», del director Fyzal Boulifa, viene del Reino Unido. Es un cortometraje directo para hablar de adolescentes, relaciones sexuales y venganza.

Finalmente «A letter to uncle Boonmee» se queda en poco. Este corto, con bandera del Reino Unido y dirigido por Apichatpong Weerasethakul, se ve lastrado por repeticiones, planos largos (eternos incluso) y a punto de querer contar algo sobre la represión y la tortura en Tailandia, pero sin llegar a decirlo.

«Barking Water», un viaje de despedida

Escena de la película «Barking Water»
Escena de la película «Barking Water»
No esperaba mucho de esta película, creo que los estadounidenses tienden a simplificar sus mensajes políticos en el cine. Se me va la cabeza, estaba generalizando y me olvidaba de que aquel territorio es grande y variado, tanto como la vieja Europa. De todas formas no me equivoqué demasiado con «Barking Water», película que se presenta en la Competición especial Rellumes. Su director, Sterling Harjo, pertenece a la tribu indígena Seminole y trae una película que supone un viaje de despedida de un hombre, enfermo terminal. Durante el recorrido se va produciendo bondad en todas las personas con las que se van cruzando para construir un mosaico humano y de recuerdos que representa una historia cercana, algo lenta y con intención de llegar a las entrañas, pero quizá poco efectiva.

domingo, 22 de noviembre de 2009

47FICXixón: Lo mejor y lo peor en el mismo día

«Welcome» se presenta como una de las películas grandes del festival y «Nikotoko Island» no va más allá de tres adolescentes que juegan con una cámara


Cuando uno se acostumbra a Madrid se sorprende que con la llegada del domingo el comercio no abra, que las tiendas tengan echado el cierre. No es que sean otras las tiendas de Gijón, son las mismas marcas, pero aquí los horarios son los de antes, los que tienen en cuenta a las personas y piensan en su descanso. Que las tiendas cierren no significa que haya menos gentes por las calles, al contrario, los gijoneses aprovechan las mañanas del domingo para encontrarse: pasean por sus calles, entran en los bares, charlan en un semáforo o miran el mar. Divertirse no resulta difícil aquí.

Los Cines Centro aportan sus cinco salas al Festival Internacional de Cine de Gijón, pero no es lo único, también tiene las taquillas del Festival que más horas abren y el Meeting Point, un lugar en el que por las tardes se celebra una mesa abierta con alguno de los realizadores del festival. Digo abierta porque todo el mundo tiene acceso y posibilidad de preguntar. El resto del tiempo, el Meeting Point se convierte en un lugar de descanso, donde sentarse y tomar un café o una copa mientras se habla de las películas del día.

«Welcome» una película completa para tomar postura sobre la inmigración

Cartel de la película «Welcome»
Cartel de la película «Welcome»
Philippe Lioret es el director de «Welcome», largometraje francés que compite en la sección oficial. Desde mi punto de vista lo mejor que se ha proyectado hasta el momento en esta edición del Festival. Es una película completa, bien armada, directa y social. El arranque plantea una situación habitual, donde un muchacho no puede hablar con la chica que desea porque el padre de ella les ha prohibido que se vean. De pronto se muestra que va a tener algo más de profundidad ya que ambos están en países diferentes. Y surge entonces el primer giro, el joven es kurdo, de Iraq, se encuentra en Francia de camino a Inglaterra de forma ilegal, considerado refugiado al que no se puede repatriar por estar su país en guerra, pero sin posibilidad de trabajar por su condición de ilegal, ni de recibir ayuda por una ley que condena a quién se la preste, con el objetivo de disuadir a los que en un futuro quieran venir y con la esperanza de los que están intentado cruzar terminen rindiéndose y volviendo por sus propios medios a sus países de origen. En esta encrucijada se sitúa el personaje central, un francés de clase media, en proceso de divorcio, que se encuentra de pronto ante la posibilidad de ayudar al ingenuo joven kurdo o la de no hacer nada. Las oeneges palian el problema con una consideración general, sin separar individuos y la película se va al extremo contrario, para indicar lo que puede ayudar un individuo a otro. Dice que no es fácil con las leyes injustas que rigen en las ciudades fronterizas, ni lo es dentro de una sociedad occidental compuesta de personas que se desentienden, que miran para otro lado, ante el estado y la vida que se ven obligados a vivir una gran cantidad de inmigrantes. No puede haber finales felices para estas historias, la promesa de que el esfuerzo tiene siempre su recompensa ya no sirve.

«Welcome» logra llegar al corazón usando nuestras contradicciones a través de una mirada limpia y proponiendo el compromiso de la solidaridad entre seres humanos.

«Eldorado» aprovecha el surrealismo para conseguir la carcajada

En la sección Post Burlesque el director Bouli Lanners presentó la coproducción francobelga de título «Eldorado». La película es una road movie muy surrealista por todas las situaciones que va planteando, desde el robo inicial con el ladrón escondido debajo de la cama, pasando por la hilarante escena con el nudista del parque de caravanas, hasta llegar al entierro final. Uno se ríe de lo absurdo, pero si se rasca poco más se encuentra en la película. No hay intenciones morales entre dos hombres simples, donde uno de ellos trata de ayudar al otro y poco a poco se van yendo los dos a la deriva asumiendo como normal lo excepcional.

La estética animada de «Black Dog’s Progress»

«Black Dog’s Progress» es un cortometraje animado del director Stephen Irwin que llega desde el Reino Unido a la sección Llendes. Se trata de un único plano que reparte la pantalla en diferentes fragmentos sobre la mala vida que va teniendo un perro negro. Resulta original, pero poco más se puede decir de él que vaya más allá de su estética.

«Nikotoko Island», un trabajo de instituto

Escena de «Nikotoko Island»
Escena de «Nikotoko Island»
Hasta hoy no había visto a nadie abandonar una sala en esta edición. Pero esta tarde ocurrió. Fue dentro de la Competición especial: Rellumes, donde se presentaba la película japonesa «Nikotoko Island» de los directores Takuya Dairiki y Takashi Miura. Se trata de un mediometraje en blanco y negro, en el que tres adolescentes se hacen preguntas, algunas trascendentales, mientras juegan y enredan. La cámara suele estar en una posición estática, la luz es natural –noche incluida-, abundan las tomas de los actores de espalda y las que son alejadas y tampoco tiene sonido directo. Ni el argumento –del que básicamente carece- ni su parte técnica dan una sola pista de por qué el Festival ha elegido esta película para proyectar en una de sus secciones.

Si el mediometraje fue aburrido, no ocurrió así con el encuentro que siguió al pase con los tres protagonistas (dos de ellos son a su vez los directores y el otro con uno de los anteriores los autores de la música, en realidad ellos son el elenco y todo el equipo técnico ya que no participa nadie más). Las primeras preguntas mostraron a las claras que la película no gustó, fueron duras y los protagonistas se limitaban a decir que sí. Confesaron que se habían tomado el mediometraje como un juego realizado con una cámara y uno de los espectadores dijo «que sí, que todo el mundo ha jugado alguna vez con la cámara de sus padres a hacer una película, pero que luego eso se queda en casa». Se les preguntó si eran conscientes de que una película sin narración puede resultar incomprensible. Dijeron que sí. Se les preguntó si tenía algún significado que en toda la primera parte los personajes estén de espaldas a la cámara y sólo al final empiecen a aparecer de frente y más de cerca. Dijeron que no, que no había significado, que les había resultado mejor a la hora de colocar la cámara… No todo fue así, pues también hubo alguna felicitación y muchas preguntas sobre sus referencias cinéfilas. Hablando de números dijeron haber tardado dos semanas en rodar la película, con un gasto total que no supero los 400€.

sábado, 21 de noviembre de 2009

47FICXixón: Sábado de salas repletas

Las retrospectivas y los directores asturianos también tienen su espacio en el Festival


Por la mañana sopla viento, pero es caliente, lo que convierte la playa en una autopista de caminantes. Por la tarde, cuando el viento cesa, llueve despacio, como lo hace en el norte y la ciudad se llena del olor de las gotas de agua. Aquí apenas importa, nadie cambia sus planes por el tiempo, además no será para tanto, en un ratito parará seguro. Es fin de semana, día de descanso, y eso lo cambia todo en una ciudad obrera y trabajadora como ésta: las sidrerías se llenan de voces e historias entre risas y «culines» que van soltando la lengua. Al Festival también le afecta, llegan las colas, no quedan butacas libres en los pases…

Durante toda la semana hay encuentros de entrada libre donde los realizadores presentan su trabajo, lo muestran y comparten con los asistentes al pase lo que hay detrás del trabajo -las ideas, los motivos- y se exponen a las preguntas del público.

«La tierra de Óscar» acercando la realidad de la infancia en Mali

Dentro de la sección Esbilla, el director asturiano Alejandro Zapico presenta su cortometraje «La tierra de Óscar». Se trata de un proyecto que pretende llevar a los colegios españoles la realidad que viven los niños en Mali. En 14 minutos habla de cómo es allí la escolarización y la vida también, tan alejada de nuestras comodidades noroccidentales. Zapico quiere que los niños de aquí se impliquen y se le ha ocurrido que sean los alumnos de quinto curso de un colegio público los que pongan la voz al cortometraje. Es un buen sistema para acercarnos lo alejado, para mostrar lo solidario con un lenguaje sencillo.

«Los fugaos. Historias del silencio» se queda en intento

El maqui Fernández Ladreda en una instantánea del documental «Los fugaos. Historias del silencio»
El maqui Fernández Ladreda en una instantánea utilizada en el documental «Los fugaos. Historias del silencio»
También dentro de la sección Esbilla se proyecta el documental «Los fugaos. Historias del silencio» de los asturianos Juan Luis Ruiz y Lucía Herrera. Un documental extenso con la buena intención de recuperar la memoria que tanto necesitamos. Sin embargo no lo logra: deslavazado, carente de un orden, sin objetivo concreto, no va más allá de acumular material y temas. Dando tumbos, sin un hilo conductor ni una estructura narrativa clara, habla a un mismo tiempo de los maquis del monte y de los exiliados, pero no articula un mecanismo adecuado que ayude a comprender –o al menos situar- lo que los protagonistas van contando directamente a la cámara. No basta con la fuerza de las palabras cuando las conversaciones no se completan y se recurre al silencio de las palabras no dichas, o se salta de un tema a otro, sin zanjarlos y mezclándolos.

Manolín, «el de Llorío», uno de los fugaos que todavía vive, con su personalidad arrolladora se sale de lo académico para contar pequeñas pinceladas de lo que fue aquello. Sin embargo, el montaje del documental no permite comprender su discurso, primero por incompleto y segundo por no contextualizado.

«Al otro lado», cine de autor para golpear al espectador

Fatih Akin durante una rueda de prensa
Fatih Akin durante una rueda de prensa
Una de las posibilidades que suelen permitir los festivales es la de poder ver películas importantes de grandes directores. Largometrajes que muchas veces no tienen la distribución que se merecen en nuestro país. El Festival Internacional de Cine de Gijón ofrece esa oportunidad, como es el caso de la retrospectiva dedicada al director Fatih Akin. Su cine es tan directo como honesto, de autor, personal, cargado con una mirada diferente. Cierto que resulta un golpe para quien lo ve porque no tiene concesiones que lo debiliten.

Fatih Akin es un alemán joven de ascendencia turca, con una cultura mediterránea detrás que le obliga a contar historias. Lo hace a la perfección, a través de una estructura perfecta, con un guión rotundo y grandes actuaciones del elenco. «Al otro lado» es una búsqueda de la identidad personal de cada uno, algo que está en el corazón pero que no sabemos extraer y, a veces, ni siquiera ver. Nos parece que lo que buscamos está muy lejos y sin querer pasa al lado; son éstas las casualidades que en la película traen los problemas y que el director, con inteligencia, no recurre a ellas para ofrecer las soluciones, ya que éstas deben ser producto de la reflexión particular. Encontrar nuestro sitio en el mundo supone aceptarnos como personas; no hay recetas generalistas para ello, es un viaje individual.

viernes, 20 de noviembre de 2009

47FICXixón: El cine de Fatih Akin encandila

El cine que he visto hoy podría definirse como una película «promesa», otra «cebolla» y la última «fresca»


Me he levantado temprano para ver el mar. Gijón tiene un mar de verano y otro de invierno. El de estos días es para intrépidos, para esas personas que cada día del año se meten al agua a darse un chapuzón porque les significa un augurio de buena salud. En el cielo se veían algunas nubes grises, de entre las cuales se colaba un tono anaranjado del sol para forjar una foto perfecta dentro de mi cabeza. Sin frío, con tiempo por delante y mirando al mar, encaro la 47 edición el Festival Internacional de Cine de Gijón. Me perdí la gala de inauguración de ayer de la que la prensa local habla positivamente.

La programación es amplia, así que decidir ver una película suele simplificar tener que descartar otra. Estas elecciones basadas en el principio ancestral de leer el catálogo, de usar las viejas referencias y un poco la nariz, a la larga, supondrán el sabor de boca que me dejará el festival. Me gusta cómo está organizado, por las mañanas, en las que básicamente se programan pases de prensa y alguna película para un público juvenil del ciclo «Efants Terribles», las taquillas están abiertas para que puedas comprar tus entradas (las del día y las de todo el festival).

Otra parte importante del éxito es el público que llena las salas. Ayuda mucho la gente de Gijón en ese aspecto, personas inquietas y abiertas, y la propia ciudad acostumbrada a una completa programación cultural. Ayudan sin duda los precios: 3,5€ una entrada normal y 25€ por un bono para diez películas.

«Francesca», desde una Rumanía que aporta mano de obra a Europa

Fotograma de «Francesca»
Fotograma de «Francesca»
«Francesca» es una película que compite en la sección oficial. Promete mucho, con un arranque estupendo de veinte minutos en el que van apareciendo unos personajes estupendos con unas buenas historias para desarrollar. Pero se queda ahí, una vez presentados el ritmo se ralentiza y surge la indecisión –no sé si del guionista o del director- al no tira de ningún hilo, como si se rindiera al inexorable destino –el de sus personajes y el de la vida misma- como única solución. Paunescu se relame en su propia lentitud y abandona al personaje del padre, que tras el primer discurso que bien podría marcar la profundidad de la película, no vuelve a salir en la película. Lo mismo ocurre con el hombre que le busca un trabajo a Francesca en Italia, a través de cuya conversación se descubre el machismo de la sociedad rumana, pero que se queda en eso.

Otro punto que podría haber sido interesante es la intención de realismo, como encender la cámara en un momento determinado de la historia y no contar hacia atrás, dibujando, dando pinceladas, pero a la larga se convierte en otro error, pues los propios personajes traen vidas que en el espectador despiertan una curiosidad que el largometraje no sacia.

«The Wolberg family» indaga sobre los secretos familiares

Fotograma de «The Wolberg family»
Fotograma de «The Wolberg family»
Que los franceses son cursis no es ningún secreto. Que en las familias se esconden muchas realidades los unos a los otros, tampoco. Al arrancar la película uno se encuentra con una mujer contando a sus dos hijos como conoció a su marido. Se trata de una escena tierna, cargada de pasión y sinceridad. En la siguiente vemos al marido, el alcalde, dando un aburrido discurso, pedante y me digo que no puede ser, que seguro habrá que rascar, pues no puede ser ese el hombre sensible del que hace unos minutos hablaba ella. Y así ocurre; se trata de una película en la que a cada paso se va deslizando una nueva capa de los personajes, con la intención de desnudarlos, especialmente a ese alcalde y hombre entrometido, pesado, pero del que también se muestra su gran carisma dentro del pueblo.

En resumen, «The Wolberg family» es un largometraje profundo, donde los personajes aparecen bien trazados y con un discurso coherente. Se presenta dentro de la Competición especial: «Rellumes».

«Soul Kitchen» pastillas de compromiso con formato de comedia

Fotograma de «Soul Kitchen&raquo
Fotograma de «Soul Kitchen»
No sabía muy bien como empezar este párrafo, si diciendo que me encantó la película o lo mucho que me divertí viéndola. Como estos dos conceptos ya los he anticipado voy a comenzar por otro: me sorprendió Fatih Akin (director de «Contra la pared») haciendo una comedia. Pensé que iba a perder alguna de sus señas: intensidad, profundidad, compromiso o sinceridad. Me equivoqué, a «Soul Kitchen» no le falta nada de todo eso y además incorpora frescura y un ritmo vital maravilloso, alegría hasta cuando ocurren los más disparatados desastres.

Fatih Akin compite con esta película en la sección oficial y además el Festival le dedica un ciclo. Sin duda su cine bien lo merece. Tras la película, el director respondió a las películas del público, en las que hubo gran variedad. En sus películas abundan los personajes en busca de su identidad, en ésta ya la han encontrado, se encuentran cómodos en la ciudad de Hamburgo, su casa, y esa comodidad le ha permitido hacer una comedia frenética que también tiene un mensaje de lucha, el de mantener la identidad, la que se crea en los barrios con inquietudes culturales, con población bohemia que les va dando forma y al que luego llegan los burgueses con su dinero para comprarlo, para vivir una vida con la que sueñan pero que son incapaces de fabricar. Habló también de que Europa debería cuidar más su cine y hacerlo circular entre los diferentes países, que ver una película portuguesa en Polonia, y viceversa, fuera habitual.

De la charla con el director, y para cerrar, me quedo con una de las espectadoras que le definió como «una persona asequible».

jueves, 19 de noviembre de 2009

«El pez gordo»: ¿para quién trabajamos?

«El pez gordo» traslada el dilema de quién lo puede todo en una sociedad cada día más comercializada: ¿tu jefe?, ¿el cliente? o ¿Dios?


Miércoles 18 de noviembre de 2009. Teatro Arenal. Madrid


Cartel de la obra «El pez gordo»
Cartel de la obra «El pez gordo»
La sala grande del teatro Arenal es un espacio amplio, agradable y acogedor. La verdad es que sus programadores tienen una visión novedosa sobre el teatro, trabajando para traer a sus escenarios obras entretenidas a la vez que reflexivas, dirigidas a quienes tienen alguna inquietud por el mundo que les rodea. «El pez gordo» es un buen ejemplo. Una obra dirigida a repensar el mundo empresarial donde las personas se han convertido en meras funciones. Su humanidad se pierde –diría se minimiza si no pretendiera ser alarmista- para dejar paso al desarrollo de las habilidades, orientados a producir dinero para un empresario lejano pero del que se siente su aliento sobre sus nucas en todo momento.

Los personajes han sido trazados milimétricamente y como paradigmas que resultan son el mayor acierto de la obra. Su carácter permite los punzantes diálogos de los que surgirá la reflexión. Se trata de que la experiencia de los veteranos, a vuelta ya de casi todo, sirva de instrucción al joven empleado que se ha incorporado recientemente a la empresa y se encuentra ante su primer reto verdadero. Este mecanismo utilizado por el autor permite realizar un repaso sobre los principios que sustentan el mundo empresarial de nuestros días con rapidez, de una manera fresca para centrarse sobre el discurso del deber profesional, anteponiendo los intereses de quien paga a todo tipo de inquietud personal, sinceridad incluida. Pero el joven no se calla, se enfrenta al despliegue de conocimiento de sus compañeros porque él tiene la verdad, una verdad que sustenta sobre principios religiosos, el amparo que le sirve para cometer todos los errores sin remordimientos.

Son los diálogos donde se destripan las entrañas de las relaciones laborales los que marcan el ritmo vivo de la trama. Unos diálogos que van más allá de meras trivialidades para hablar de lo profundo. Los personajes hablan del miedo consustancial del empleado, asustado de poder perder su trabajo en cualquier momento. Esa obligación de mantener su puesto laboral les coloca en inferioridad antes sus jefes, obligándoles a obedecer y acatar los deseos de los superiores con la resignación de quienes han aprendido que el mundo está hecho así y nada hay que pueda cambiarlo. Sin embargo, son conscientes de que la distancia entre los valores humanos y los objetivos corporativos se acrecienta cada día, que la supremacía de los segundos les va anulando como personas.

Se trata de determinar quién lo puede todo en esta sociedad donde la felicidad ha pasado a un segundo plano, como si su valor se hubiera convertido en intrascendente. Un mundo comercializado, donde el jefe y el cliente dan siempre las órdenes, como si fueran el nuevo Dios de nuestros días con un poder omnímodo que ejercen sobre los demás. Es tal el abuso que hasta los propios personajes han ido dejando sus vicios ancestrales.

Toni Cantó, Bernabé Rico y Helio Pedregal en una escena de «El pez gordo»
Toni Cantó, Bernabé Rico y Helio Pedregal en una escena de «El pez gordo»
Otro de los debates principales se centra en si de verdad es posible conciliar el triunfo laboral con la honestidad. La honradez, en cierta manera, es un valor que a la empresa le resulta indiferente; para las personas, por el contrario, es una necesidad que les permite hilar el sueño por las noches sin remordimientos. Tras esa búsqueda de lo honesto surgen los sentimientos que hay debajo de sus trajes, sus uniformes de ejecutivos que les distinguen y a la vez les somete. Apenas duran un instante, pero quedan matizados como lo que echan en falta, el agujero en el que se va convirtiendo sus vidas sin ellos.

Los actores realizan una labor estupenda. Helio Pedregal impone la sensatez y marca los topes de todo enfrentamiento. Su presencia aumenta el escenario y su humanidad supone para sus dos compañeros un timón. Toni Cantó interpreta un personaje cargado de tics y tópicos, el comercial con encanto a la vez que directo. Cantó logra ir más allá dotándolo de una mayor profundidad, la que precisa la obra para vivir los mejores momentos de intensidad. A Bernabé Rico le ha tocado el contrapunto, un muchacho lastrado por sus sentimientos religiosos, al que le resulta imposible separarlos de su trabajo, resulta un papel más plano que el de sus compañeros, pero también logra aprovecharlo.

Los diálogos permiten apoyar sus interpretaciones, ya que marcan el tono y la profundidad, así como la fuerza narrativa de la obra. Resultan rotundos, fluidos y naturales, como si surgieran de los personajes por primera vez. Sin duda hay una gran labor de ensayo detrás que se presiente y se agradece por lo enriquecedora que resulta. No hay errores en ningún momento.

Si tengo que ponerle un pero, éste es a la falta de adaptación a nuestra sociedad española. Es cierto que cada vez nos parecemos más a los estadounidenses y que en lo que respecta a sus modelos empresariales cada día les imitamos más en nuestro país, pero las conversaciones sobre religión aquí no tienen la misma importancia, alejados aún de telepredicadores y sin ese afán puritano de evangelización tan extendido. A nosotros lo que nos gusta es hablar de política, y le ocurre lo mismo que a la religión en la obra, que luego en el trabajo no está bien visto sacar ese tema.

Después de terminar la función me pregunto que solución quiere el autor ofrecer que sirva para compaginar las obligaciones profesionales y la honestidad personal. Tal vez el escepticismo, el minimizar nuestras inquietudes fuera del horario laboral para servir con mayor utilidad al bien del empresario, el abandonar todo resquicio de vida al salir de la oficina. No sé, por mucho que lo intentan, a ninguno de los tres personajes les sale.

A modo de pequeño anecdotario: Roger Rueff escribió la obra de teatro «Hospitality Suite» que se estrenó en abril de 1992. Posteriormente le encargaron convertirla en un guión que se llevó a la pantalla con el título de «The Big Kahuna (El pez gordo)» con un reparto que incluía a Danny DeVito y a Kevin Spacey. La película se presentó en el Festival de Toronto de 1999 y participó también al año siguiente en el Festival de Sundance.

Respecto a esta versión, decir que la persona encargada de la traducción ha sido Bernabé Rico que está pluriempleado en la función, ya que también representa el papel de Bob.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

«Mañana a las once en la Plaza de la Cebada»

Las memorias de Manolo López cuentan sus motivos para ser comunista


Martes 17 de noviembre de 2009. Centro Abogados de Atocha. Madrid


Cartel del acto
Cartel del acto
Manolo López, abogado laboralista vinculado al PCE y a CC.OO., falleció recientemente dejándonos unas extensas memorias sin terminar, que se acaban en el año 1972. Ayer CC.OO. presentaba el libro en el Centro Abogados de Atocha.

El primero de los ponentes, Javier López, dijo estar aquí como representante de los trabajadores madrileños para trasladar su agradecimiento al esfuerzo con el que Manolo López dedicó toda su vida para defenderlos, porque el derecho es la esencia de la libertad y de la igualdad. Manolo López, por sus características, es un referente para su generación, un hombre que se interesa por el sufrimiento humano. Destacó de él su trabajo para llevar a los tribunales, en todos los casos, la mejor defensa posible. Comentó que sus archivos los tiene CC.OO. y que deben ser fuente para investigar y escribir mucho sobre aquella época. Finalmente indicó que este libro es una cita con la vida digna y el trabajo decente y que la mejor forma de honrar su memoria es fortaleciendo la lucha de los trabajadores.

Por su parte, el abogado José Luis Saavedra, mirando al auditorio, señaló que muchos de los compañeros de Manolo estaban allí presentes y que cualquiera de ellos podría haber presentado el libro. Se trata de un libro que no se puede separar de Lolita Sacristán y el hijo de ambos Manolo López Sacristán, porque empezó a escribirlo tras la muerte de ella para explicarle su vida a Manolín. Para Saavedra, el libro, de gran prestancia, se articula en tres partes; una primera dedicada a «los machacados de la vida» y la Viña P. en la que dibuja su adolescencia; otra segunda parte para hablar de su vida en Francia, su militancia y las largas estancias en diferentes sanatorios; y una tercera en la España franquista. De su amistad con Manolo recordó anécdotas, y trajo su figura contando la última vez que se vieron en Galicia, que quedaron para comer y Manolo llegó con dos objetos muy importante: el álbum de fotos familiar con instantáneas de su nieto, su hijo y su nuera y la dentadura postiza en el bolsillo dispuesta para la comilona. A los pocos días murió, en un momento que su familia colmaban todas sus necesidades de felicidad.

Tuvo palabras también para señalar lo impresionante que resulta leer las páginas dedicadas a las torturas que padeció cuando le detuvo la policía, sobre todo por la distancia que consigue tomar sobre los torturadores, un respeto que le engrandece a él. Hablo del prólogo escrito por el hijo con una profunda ternura y del apéndice que escribe su amigo José Manuel Torre Arca «Pin» para resumir los años a los que no llegaron las memorias.

El libro le ha gustado mucho, pero dice Saavedra que le ha dejado mal sabor de boca, porque se da cuenta de los despilfarradores que han sido y de que los tiempos que corren no son buenos, que se necesita de todo el mundo. Manolo López siempre fue de Comisiones, mandase quien mandase, y hoy el Sindicato tiene una labor difícil con esta crisis para defender los derechos de los trabajadores, para que no se vulneren. En esta línea le ofrece su ayuda y la de los compañeros a Toxo para que desde Comisiones puede articularse una asesoría que permita utilizar el conocimiento, la ética y el caudal de toda aquella generación para que de alguna forma sirva para apoyar lo que CC.OO. quiera hacer.

Pide que el libro se siga leyendo, que se divulgue, porque es el reflejo moral, ético y de lucha mantenida por un hombre que merece el reconocimiento de todos. Agradece que se haya respondido tan bien a lo que Manolo se merecía.

José Luis Saavedra, Ignacio Fernádez Toxo y Javier López durante la presentación del libro «Mañana a las once en la Plaza de la Cebada» de Manolo López
José Luis Saavedra, Ignacio Fernádez Toxo y Javier López durante la presentación del libro «Mañana a las once en la Plaza de la Cebada» de Manolo López
LLegó el turno de Toxo, que tomó la palabra al ofrecimiento de Saavedra, en un tiempo en el que es preciso retomar los valores de aquellos hombres. Del libro indicó que se trata de un recorrido por nuestra historia reciente, en el que se mezcla lo personal con lo histórico y lo laboral de una manera inseparable.

De Manolo señaló que era una persona generosa y comprometida, rigurosa en todo lo que emprendía, con fuertes principios de libertad y justicia, cargada de compromiso político y de dignidad en todo momento, sensible a los problemas sociales y volcado con las víctimas de las injusticias, que hasta los últimos días de su vida colaboró con Comisiones. Un hombre que llevaba fatal los enfrentamientos, que vivió directamente los ocurridos a finales de la segunda mitad de los 80 y principios de los 90, pero que aún así siempre se mostró dispuesto a seguir trabajando. Contribuyó activamente a una época dorada de la Seguridad Social y el derecho laboral.

Finalmente recordó a los asistentes el objetivo del libro para Manolo, transmitir a su hijo su historia para que entendiera por qué era comunista, explicando que no hay otro camino más justo.




En mi caso esta era la segunda vez que acudía a una presentación de esta autobiografía. Lo había hecho recientemente en Gijón, el 16 de octubre, y como de aquel acto no realice reseña, retomo mis notas de entonces para completar ésta. Aquella la recuerdo más entrañable, donde la cercanía de todos los ponentes con la figura de Manolo López la hicieron más cercana y emotiva.

Invitación al acto-presentación de Gijón
Invitación al acto-presentación de Gijón
Alberdi comenzó indicando que su relación personal había sido pequeña, pero muy intensa en la distancia. Alberdi habló de cuando él empezaba, que en aquel momento tenía la sensación de que Manolo había defendido a todos los asturianos. Luego vinieron los años de la reconversión y también estaba allí con ellos. Se conocieron en el homenaje a Juanín y descubrió en él, además del buen abogado y luchador, a una gran persona, con una gran cultura y divertido, con mucha sorna. Dijo luego que el libro se lee muy bien, y que no ha escrito unas memorias para ponerse medallas, sino que lo ha hecho con una modestia terrible porque su protagonismo fue mucho mayor de lo que cuenta. Es un ensayo porque de él se aprende y también es una novela divertida y emocionante por la forma en que está escrita, en la que se encuentra a una persona que desde joven se pone de parte de los «los machacados de la vida». Se trata en resumen de un libro de historia vivida. Manolo tuvo una vida dura, cargada de compromiso hasta el final, con su evolución y su trayectoria, pero sin perder el objetivo: el compromiso con los débiles frente a las injusticias.

«Pin» Torre Arca habló del apéndice que ha escrito para este libro, para cubrir 35 años que Manolo dejó sin escribir en 20 páginas. Lo hizo en virtud de una amistad de más de 50 años en la que no hubo altibajos. Se conocieron en París, en noviembre de 1955, dice que por casualidad, porque ambos andaban buscando aires de libertad que no existían en España y desde entonces compartieron trabajos, inquietudes, amistades, ideas y hasta la cama por lo caros que eran los hoteles en Francia. Cuenta cuando les admitieron en el colegio de España y lo poco que les duró la alegría porque Manolo tuvo que dejarlo a las pocas semanas porque padeció una tuberculosis pulmonar que traía desde la postguerra. Luego ingresaron en el PCE y Manolo volvió a España llena de barriadas pobres que visitaba con frecuencia a modo de «ejercicios espirituales».

Explicó el título: Jorge Semprún cruzó la frontera desde Francia para informarse y organizar la clandestinidad en el Partido, por dicho motivo habían fijado una cita para las 11 de la mañana en la Plaza de la Cebada. El día antes la policía detiene a Manolo, le encarcela en la Dirección General de la Puerta del Sol y comienzan a torturarle. Durante ese tiempo Manolo sólo tiene una cosa en la cabeza, aguantar hasta que pase la hora de la cita.

También habló de otros momentos de Manolo, como por ejemplo cuando Carrillo le puso en cuarentena hasta que finalmente abandonó la dirección del Partido, aunque no la lucha. Habló del 78 cuando discrepó públicamente del PCE por el asunto de Perlora. Fue la única vez y recuerda lo que internamente sufrió por ello. Recordó sus éxitos profesionales, tanto en derecho laboral como penal, en los que se convirtió en un defensor que a la vez se transformaba en un camarada y un amigo para sus defendidos. De la dureza de su vida siempre sacaba experiencias positivas. Según Pin, Manolo era el mejor contador de chistes que conoció.

Siguió hablando de la relación que tuvo con muchos dirigentes asturianos, e incluso de cuando Carrillo, por aquel asunto del peluquín, eligió entre todos los abogados del Partido a Manolo. Terminó instando a las nuevas generaciones a que lean el libro, pues figuras como él deben ser recordadas para que no se repita aquella triste historia.

Alberdi, Areces, López Sacristán y Torre Arca durante la presentación del libro «Mañana a las once en la Plaza de la Cebada» de Manolo López en Gijón
Alberdi, Areces, López Sacristán y Torre Arca durante la presentación del libro «Mañana a las once en la Plaza de la Cebada» de Manolo López en Gijón (foto: Citoula)
Areces abrió su intervención señalando que Manolo López representa con luz propia una vida de entrega a la causa obrera, a los trabajadores y a la lucha por las libertades. Destacó su compromiso político tanto como su inteligencia, que le había servido para que el resto de abogados y juristas (amigos y enemigos) le respetaran como el abogado excepcional que era. Repasó su vida plena de amistad, lealtad y generosidad, en la que siempre había cabida para una defensa en cualquier circunstancia y lugar de las víctimas. Habló de su salida de la cárcel en el 62 y de como en el 67 comienza a ejercer en el bufete de la madrileña calle de Hermosilla. Sus primeros defendidos fueron cinco mineros asturianos. Después en el 68, con las movilizaciones de la sociedad gallega es el defensor del propio Areces. En el 69 de Horacio «el Paisano». En el 70 es Dolores Sacristán quien le pide que la defienda, y comienza una historia que terminará en boda, con el amor de su vida. En el 72 y el 73 el proceso 1001 cuyo juicio se inicia el mismo día del atentado a Carrero Blanco. En el 77 llega la democracia y las contradicciones con ella, y el sigue en la defensa de los trabajadores, con coherencia, con sus valores de siempre.

Finalmente tomó la palabra Manolo López Sacristán, su hijo, para decir que le jodió mucho que su padre se hubiera muerto sin contar muchas cosas que se deberían decir. Contó un sueño de su padre que representaba a la perfección la dicotomía en la que se movía: sueña y se ve que en una mano lleva la cruz y en la otra la hoz con el martillo. Esa fue siempre su voluntad, la de unir en lugar de separar.

Dice que su padre siempre expresaba sus ideas, en cualquier sitio, aunque no se las pidieran. De ese espíritu se nutren las páginas de la autobiografía, que van más allá de un único ámbito de la militancia. Las comenzó con 65 años para que su hijo entendiese lo que significa ser comunista, porque lo era y porque se debía seguir siéndolo en esa puesta al día que supone la evolución de uno mismo y de sus ideas. Habla de su infancia en la panadería, de las milicias en Sidi Ifni, de París, de la tortura (lo más abyecto y lo peor que puede realizar un ser humano), de la cárcel de Palencia y de sus avatares de abogado laboralista y comunista, que siguió siéndolo hasta el último día de su vida pensando que algo, algún día, tenía que cambiar en este mundo. Siempre vivió pensando que había mucho que hacer.

Después sonó La Internacional. A la salida del acto, la gente se agrupaba para solicitar un ejemplar del libro, ya que el Principado se había comprometido a hacer entrega del libro a todas las personas a las que Manolo López había defendido.