viernes, 27 de noviembre de 2009

47FICXixón: Las miradas propias

«The good heart» sorprende y se cuela entre las favoritas


Por las mañanas, a eso de las 11, hay un pase al que asisten los alumnos de los institutos. Se trata de una proyección dentro del ciclo «Efants Terribles» a la que los estudiantes acuden en fila, vigilados por sus profesores. Involucrar a la juventud, hacerla partícipe de la magia del cine, es apostar a caballo ganador, al futuro, pues seguro que en las butacas de la sala tendremos sentados a los actores, directoras, fotógrafos y montadoras del mañana.

La comida es un buen momento para olvidarse de la pantalla y descansar de las imágenes en movimiento. Las sidrerías de la zona ofrecen buenos menús a precios que no superan los diez euros. Tomar una sopa de pescado de primero supone una perola enorme de la que te vas echando lentamente para que no se enfríe. De segundo un plato tradicional: unos tortos de maíz con picadillo y huevo frito. Después un arroz con leche de postre y un café reponedor antes de volver a la sala. Pero eso fue el otro día, hoy aún estoy más tradicional y me pido una fabada y un entrecot de buey muy poco hecho, como me gusta. Vengo sólo, así que me avisan de que tengo que sentarme en unas mesas de las pequeñas y me llevan a una en la que caben cuatro ampliamente.

«The good heart» supone un reencuentro con el cine de sentimientos

Dagu Kari director de «The good heart» durante la rueda de prensa
Dagu Kari director de «The good heart» durante la rueda de prensa
Reseñar la película después de haber escuchado a su director, el islandés Dagur Kari, me ha cambiado el prisma. Sin querer, voy incorporando las imágenes que me producen sus palabras, sumándose así a las vistas en el largometraje. Es una buena película, con interpretaciones soberbias que bastan para sustentar la historia. No es lo único excelente, también es uno de los mejores guiones de la sección oficial, apoyado en las casualidades que funcionan como detonantes, adentrándose en los mundos secretos de sus personajes, sin desvelarlos del todo ni transformarlos con el paso de la cámara, en un fluir y confluir. Es de esas películas que te hace un poquito mejor cuando terminas de verla, de las que hacen mágico este mundo de narrar historias sobre la pantalla, de contagiar cada uno de sus temblores convertidos en sentimientos.

Dice su director de Paul Dano y de su papel de Lucas, que es un actor muy maduro a pesar de su juventud y que su personaje lo preparó como si fuera un animal, adoptando sus posturas y comportamientos. Brian Cox interpreta el otro papel protagonista, el del cascarrabias Jacques. Inicialmente estaba previsto que lo hiciese Tom Waits, pero al final surgieron problemas y Cox fue la solución. Por su parte la mujer joven tiene el papel de presentar un obstáculo al proyecto de Jacques con su luz femenina en el mundo masculino que representa el bar. Es también un factor sorpresa que aporta interés al espectador. Aunque está rodada en Nueva York, apenas si muestra de ella un sucio callejón; quiere borrar todo cliché de la Gran Manzana para centrarse en la historia.

Kari confiesa que es un director que trabaja de forma intuitiva y que confía en que los elementos se vayan alineando para conseguir el objetivo. Para esta película partió de la idea que se transmite en varios testimonios de personas que han recibido un trasplante y que van teniendo cambios de comportamiento. El guión se desarrolla en el presente y no cuenta el pasado de los dos protagonistas. Dagur Kari dice odiar los flashback y que sin embargo le gusta mantener secretos que despierten la curiosidad del público y que no se revelen para que abran la fantasía del espectador. Del personaje de Lucas, en su preparación no elaboró ninguna historia del pasado, era una hoja en blanco, una persona que abandona los cánones habituales de la sociedad para vivir como un animal, basándose en sus instintos. Un proyecto en el que fracasa.

El director señala que a la hora de hacer cine no está interesado en el realismo y tampoco en la fantasía. Lo que desea es crear un universo entre esos dos márgenes de realismo y fantasía que solo pertenezca a la película.

Respecto a la banda sonora está realizada integramente por Dagur Kari y un colega con el que tiene una banda. Reconoce que preparar la música es con lo que más disfruta a la hora de realizar un largo.

Harmony Korine, el chico travieso

Harmony Korine director de «Trash humpers» durante la rueda de prensa
Harmony Korine director de «Trash humpers» durante la rueda de prensa
Hoy ha tenido lugar la rueda de prensa de Harmony Korine para hablar de su película «Trash humpers». Le presenta el crítico cinematográfico Álex Mendíbil diciendo que su cine es polémico y transgresor que nos propone un lenguaje fílmico nuevo, donde la juventud es fea, nihilista, decadente y perdedora, pero que aún así logra conmovernos. Su tema principal es la búsqueda de la belleza, pero lo busca donde no debe. Es un cine sin denuncia social, como un poema. De momento en España su cine sólo se ve en festivales.

Korine dice no importarle venir a los festivales, son fantásticos y no hay otro lugar mejor para ver cine. Confiesa que la película surgió como una idea en su cabeza al pasear a su perro. Viendo los contenedores tan grandes y tan sexys se imaginaba a todo el mundo follándoselos y al resto, los que no quieren participar, mirándolo todo desde la ventana. Es una película que el espectador puede tener la idea que se la ha encontrado metida en un agujero y la ha puesto en su vídeo. No tiene referencias, no pretende ser ninguna declaración, ni reacción alguna. Quiere un cambio completo sobre la idea del cine ahora que todo está variando para que se convierta en una nueva expresión, tal vez en un poema de 10 minutos. El cambio debe ser a su vez profundo tanto en la concepción como en su lógica.

Respecto a los formatos -para esta película ha utilizado VHS- dice que no hay mejor que otro, que todos son la misma mierda y que debemos mirarlos exclusivamente como instrumentos. Le aburren estas conversaciones sobre tecnología.

Le gusta mucho la gente que interpreta, que vive de su ingenio. También comentó que ser realizador de publicidad le hace sentirse más cercano a Dios y que se siente el director vivo más estadounidense de todos.

«Morrer como um homem», la irrupción de un cineasta portugués que ama el cine

Joao Pedro Rodrigues director de «Morrer como um homem» durante la rueda de prensa
Joao Pedro Rodrigues director de «Morrer como um homem» durante la rueda de prensa
Dentro de la sección oficial se presenta la película «Morrer como um homem» del portugués Joao Pedro Rodrigues. Se trata de un filme larguísimo y tristísimo, empañado de la misma melancolía de la que viven los fados. Se recrea en la estética y se puede percibir el milimétrico diseño de cada plano, de cada color, de cada detalle. Habla de travestis y de la solitaria forma en que viven, a caballo entre su trabajo de Drag Queen y sus casas. Vidas vacías cuando llegan a una cierta edad, dice la letra de una de las canciones, de dudas: donde Tonia ha vivido toda su vida como mujer pero sin embargo quiere morir como un hombre, vestido con un traje. Tal vez por una obligación psicológica con su hijo, quien en una escena anterior le reprochó «que fue una mala madre y que no quiso ser su padre». Vida de dolor, soportada con estoico sentido religioso, y por otro lado celos, competencias y aquello en lo que nunca confiaba, el amor absoluto de su pareja (Rosario) pero que es lo único que se cumple.

Cierto que peca de contemplativa, pero es una película con personalidad que trae el espacio propio de un director que respira cine.

En la rueda de prensa se comparó a Joao Pedro Rodrigues con Almodóvar, cuestión que no comparte el portugués que pugna por su propio camino. Le gusta el director manchego y admira su trabajo, pero confiesa que no tiene ni la misma narrativa, ni el mismo ritmo, así que le parece que no se acerca a él. Dice que tampoco se plantea como objetivo provocar, sino que quiere contar historias en un proceso de madurez que le permita seguir aprendiendo a hacer películas por sí mismo. Dice que el cine portugués no resulta algo compacto, que tiene cineastas con diferentes miradas.

Antes de realizar el guión habló con muchos travestis y transexuales que le contaron muchas historias. En la película no aparece ninguna mujer, es algo premeditado, como una especie de broma. Considera que no hay mujeres, pero que sin embargo resulta su película más femenina: no hay mujeres, pero está llena de las mujeres.

Todo lo que se ve en la película estaba en el guión, sin que faltara ninguno de sus detalles porque Rodrigues no cree en la improvisación, o al menos reconoce no saber trabajar con ella. Hacer cine es un proceso costoso, por eso durante el guión se debe ser muy exhaustivo.

Los protagonistas, en un momento dado, abandonan la ciudad buscando la naturaleza, llegar a mundos libres donde pueda ocurrir cualquier cosa. Estas escenas las rodó en lugares a los que el director iba de vacaciones en su niñez. Los tenía grabados en su conciencia y pretendía llevar al espectador a ellos.

«Im juli» una roadmovie por amor

Para cerrar el día nada mejor que la retrospectiva de Fatih Akin. Hoy se proyectaban dos de sus cortos «Sensin» y «Getürk» además de su película «Im juli».

Los dos cortos son muy frescos y llenos de agilidad, con un guión divertido y tramados como un juego. En ambos Akin interpreta el papel principal.

La película es estupenda, algo cursi en algunos momentos, algo onírica en otros, pero muy coherente en todo su camino. Se trata de un viaje por amor, que supone la transformación del protagonista, que pasa de ser un hombre serio y concienzudo a convertirse en una persona humana, con sentimientos. De trama acelerada, con acción y fuerza en sus protagonistas, es un largometraje que engancha a la vez que seduce, tal vez por lo cercano de las interpretaciones.

Los protagonistas salen de Hamburgo para llegar a Estambul, cruzando media Europa en el trayecto y viviendo todos los obstáculos posibles con el único objetivo de fortalecerles y que puedan comprender lo que realmente quieren.

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