domingo, 22 de noviembre de 2009

47FICXixón: Lo mejor y lo peor en el mismo día

«Welcome» se presenta como una de las películas grandes del festival y «Nikotoko Island» no va más allá de tres adolescentes que juegan con una cámara


Cuando uno se acostumbra a Madrid se sorprende que con la llegada del domingo el comercio no abra, que las tiendas tengan echado el cierre. No es que sean otras las tiendas de Gijón, son las mismas marcas, pero aquí los horarios son los de antes, los que tienen en cuenta a las personas y piensan en su descanso. Que las tiendas cierren no significa que haya menos gentes por las calles, al contrario, los gijoneses aprovechan las mañanas del domingo para encontrarse: pasean por sus calles, entran en los bares, charlan en un semáforo o miran el mar. Divertirse no resulta difícil aquí.

Los Cines Centro aportan sus cinco salas al Festival Internacional de Cine de Gijón, pero no es lo único, también tiene las taquillas del Festival que más horas abren y el Meeting Point, un lugar en el que por las tardes se celebra una mesa abierta con alguno de los realizadores del festival. Digo abierta porque todo el mundo tiene acceso y posibilidad de preguntar. El resto del tiempo, el Meeting Point se convierte en un lugar de descanso, donde sentarse y tomar un café o una copa mientras se habla de las películas del día.

«Welcome» una película completa para tomar postura sobre la inmigración

Cartel de la película «Welcome»
Cartel de la película «Welcome»
Philippe Lioret es el director de «Welcome», largometraje francés que compite en la sección oficial. Desde mi punto de vista lo mejor que se ha proyectado hasta el momento en esta edición del Festival. Es una película completa, bien armada, directa y social. El arranque plantea una situación habitual, donde un muchacho no puede hablar con la chica que desea porque el padre de ella les ha prohibido que se vean. De pronto se muestra que va a tener algo más de profundidad ya que ambos están en países diferentes. Y surge entonces el primer giro, el joven es kurdo, de Iraq, se encuentra en Francia de camino a Inglaterra de forma ilegal, considerado refugiado al que no se puede repatriar por estar su país en guerra, pero sin posibilidad de trabajar por su condición de ilegal, ni de recibir ayuda por una ley que condena a quién se la preste, con el objetivo de disuadir a los que en un futuro quieran venir y con la esperanza de los que están intentado cruzar terminen rindiéndose y volviendo por sus propios medios a sus países de origen. En esta encrucijada se sitúa el personaje central, un francés de clase media, en proceso de divorcio, que se encuentra de pronto ante la posibilidad de ayudar al ingenuo joven kurdo o la de no hacer nada. Las oeneges palian el problema con una consideración general, sin separar individuos y la película se va al extremo contrario, para indicar lo que puede ayudar un individuo a otro. Dice que no es fácil con las leyes injustas que rigen en las ciudades fronterizas, ni lo es dentro de una sociedad occidental compuesta de personas que se desentienden, que miran para otro lado, ante el estado y la vida que se ven obligados a vivir una gran cantidad de inmigrantes. No puede haber finales felices para estas historias, la promesa de que el esfuerzo tiene siempre su recompensa ya no sirve.

«Welcome» logra llegar al corazón usando nuestras contradicciones a través de una mirada limpia y proponiendo el compromiso de la solidaridad entre seres humanos.

«Eldorado» aprovecha el surrealismo para conseguir la carcajada

En la sección Post Burlesque el director Bouli Lanners presentó la coproducción francobelga de título «Eldorado». La película es una road movie muy surrealista por todas las situaciones que va planteando, desde el robo inicial con el ladrón escondido debajo de la cama, pasando por la hilarante escena con el nudista del parque de caravanas, hasta llegar al entierro final. Uno se ríe de lo absurdo, pero si se rasca poco más se encuentra en la película. No hay intenciones morales entre dos hombres simples, donde uno de ellos trata de ayudar al otro y poco a poco se van yendo los dos a la deriva asumiendo como normal lo excepcional.

La estética animada de «Black Dog’s Progress»

«Black Dog’s Progress» es un cortometraje animado del director Stephen Irwin que llega desde el Reino Unido a la sección Llendes. Se trata de un único plano que reparte la pantalla en diferentes fragmentos sobre la mala vida que va teniendo un perro negro. Resulta original, pero poco más se puede decir de él que vaya más allá de su estética.

«Nikotoko Island», un trabajo de instituto

Escena de «Nikotoko Island»
Escena de «Nikotoko Island»
Hasta hoy no había visto a nadie abandonar una sala en esta edición. Pero esta tarde ocurrió. Fue dentro de la Competición especial: Rellumes, donde se presentaba la película japonesa «Nikotoko Island» de los directores Takuya Dairiki y Takashi Miura. Se trata de un mediometraje en blanco y negro, en el que tres adolescentes se hacen preguntas, algunas trascendentales, mientras juegan y enredan. La cámara suele estar en una posición estática, la luz es natural –noche incluida-, abundan las tomas de los actores de espalda y las que son alejadas y tampoco tiene sonido directo. Ni el argumento –del que básicamente carece- ni su parte técnica dan una sola pista de por qué el Festival ha elegido esta película para proyectar en una de sus secciones.

Si el mediometraje fue aburrido, no ocurrió así con el encuentro que siguió al pase con los tres protagonistas (dos de ellos son a su vez los directores y el otro con uno de los anteriores los autores de la música, en realidad ellos son el elenco y todo el equipo técnico ya que no participa nadie más). Las primeras preguntas mostraron a las claras que la película no gustó, fueron duras y los protagonistas se limitaban a decir que sí. Confesaron que se habían tomado el mediometraje como un juego realizado con una cámara y uno de los espectadores dijo «que sí, que todo el mundo ha jugado alguna vez con la cámara de sus padres a hacer una película, pero que luego eso se queda en casa». Se les preguntó si eran conscientes de que una película sin narración puede resultar incomprensible. Dijeron que sí. Se les preguntó si tenía algún significado que en toda la primera parte los personajes estén de espaldas a la cámara y sólo al final empiecen a aparecer de frente y más de cerca. Dijeron que no, que no había significado, que les había resultado mejor a la hora de colocar la cámara… No todo fue así, pues también hubo alguna felicitación y muchas preguntas sobre sus referencias cinéfilas. Hablando de números dijeron haber tardado dos semanas en rodar la película, con un gasto total que no supero los 400€.

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