miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cultura popular y recuerdo de la lucha por la Democracia

Presentación del libro «Asociación Amigos de Mieres» de Francisco José Faraldo que promovía un espacio de libertad y lucha contra la dictadura franquista desde los ámbitos de la cultura y el deporte


Miércoles 25 de noviembre de 2009. Ateneo Obrero de Gijón


Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
Portada del libro «Asociación Amigos de Mieres»
«La promulgación en 1964 de la Ley de Asociación abrió la posibilidad de nuevos espacios culturales. Los resquicios legales del régimen fueron aprovechados para el surgimiento de asociaciones que, como Amigos de Mieres, se convirtieron en espacios de libertad y lucha contra la dictadura. En Asturias este movimiento asociativo jugó un relevante papel. En este sentido, Amigos de Mieres (1968 a 1991) fue una entidad de referencia no solo en la Cuenca del Caudal. Nuestra historia reciente no se entendería sin conocer la actividad sociopolítica de estas asociaciones, promotoras de buena parte de las actividades culturales, deportivas... desarrolladas desde el voluntarismo y sorteando los obstáculos represivos». Con estas palabras se describe este libro en su contraportada. Se trata de una publicación de la Fundación Juan Muñiz Zapico y la editorial KRK.

Luis Pascual, como representante del Ateneo Obrero de Gijón, se encargó de iniciar el acto presentando a los ponentes de la mesa.

Tomó la palabra Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico, explicando la intención de que esta obra sea la primera de una serie que recoja la historia de las diferentes asociaciones culturales que se fueron creando en Asturias como son los casos de Amigos del Nalón, Gesto, Cultural de Pumarín, Natahoyo, Cultural gijonesa... Se trata de recuperar la historia del fenómeno de las asociaciones culturales, su actividad y la memoria de aquella lucha callada que desde ellas se fue realizando. En Asturias, este movimiento de asociaciones tuvo mucha pujanza, y en concreto Amigos de Mieres se convirtió en un referente de la cultura popular, un lugar de encuentro y un punto desde el que extender la cultura en un tiempo en el que el acceso a ella no resultaba sencillo para un obrero. Desgraciadamente queda poco archivo de todo aquello y es necesario tirar de la memoria de las gentes.

Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual
Los ponentes Francisco Prado Alberdi, Francisco Faraldo, José Luis Argüelles y Luis Pascual
José Luis Argüelles, quien prologa el libro, usó su palabra para recordar que Amigos de Mieres peleó por la libertad de Juanín (Muñiz Zapico) y que cuando salió de la cárcel acostumbraba a ir a la asociación para dar charlas. Es por eso que agradece que sea la propia Fundación Juan Muñiz Zapico la promotora de este libro.

La estructuración social que estas asociaciones acometieron, permitió que la llegada de la democracia fuera de todos, ya que desde ellas se instrumentalizó buena parte de la lucha por las libertades. Amigos de Mieres se creó por iniciativa soterrada del PCE y de Comisiones Obreras, pero fue más que eso: se convirtió en un frente unitario de los antifranquistas de Mieres y alrededores. Con izquierdistas entre sus miembros, pero también con católicos.

Durante su historia mantuvo una actividad importante que sirvió además como semilla para muchas otras cosas. A pesar de sus pocos medios, tuvo un Cineclub, una Biblioteca popular, ajedrez, coro, grupos de teatro y de montaña, deportes...

Hablando de Faraldo, dice que, para la escritura del libro, no eludió los conflictos que existieron en la asociación ni el triste final que ésta tuvo.

Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto
Instantánea del Ateneo Obrero de Gijón antes de comenzar el acto
Finalmente intervino Francisco José Faraldo, autor del libro. Situó en su lugar a la cultura señalando que «cuando falta la libertad es cuando más se necesita trabajar en lo cultural».

Se define a sí mismo como un testigo de todo aquello al que le gusta escribir, por lo que el libro se encuentra entre la crónica y el reportaje. Para su elaboración recurrió a entrevistar a una veintena de personas relacionadas con la asociación que aportaron los documentos y las fotografías que guardaban. Pero también acudió a las fuentes escritas como son el archivo municipal del ayuntamiento de Mieres y los archivos policiales, de los que destaca el esmerado cuidado que ponían en adjetivar los informes sobre las actividades de la asociación y a trabajos de los autores Luis Alfredo Lobato, Julio León Costales y José Ramón Gómez Fouz.

Respecto a la Asociación, indica que fue un logro formidable de las fuerzas progresistas de la cuenca del Caudal por implantar una cultura popular, de alta calidad y con una gran amplitud en la extensión de sus actividades. Habla del trabajo del Cineclub, de los diferentes grupos de teatro que se fueron formando a su amparo y de la Biblioteca que permitía difundir la literatura y el pensamiento político. En ese momento recuerda como anécdota que varios dirigentes tenían enterrados en sus huertas algunos de los libros prohibidos para de esta forma salvaguardarlos y poder seguir prestándolos.

Comenta que la Amigos de Mieres tenía el sambenito de que sus socios eran unos rojos peligrosos. Por ello se organizaron muchas actividades abiertas a la participación de todo el mundo y al aire libre. Citó, entre otra de sus actividades, el intercambio de estudiantes con Francia que no solo permitió la llegada de otros aires europeos en Mieres sino que a su vez sirvió para que muchos de los estudiantes locales tuvieran la oportunidad de visitar Francia.

En lo deportivo también vivió ciertos éxitos, pues tras una eclosión extraordinaria llegó a tener cerca de los 500 chavales apuntados en las diferentes categorías y se convirtió en el gran rival futbolístico del Caudal Deportivo de Mieres. Habló del grupo de montaña como otra de las señas de identidad de Amigos de Mieres.

Recuerda que muchos compañeros se educaron allí, que aprendieron a participar en una lucha por la cultura. Si bien al arranque, la Asociación presenta mucho peso comunista, siempre hubo socialistas, cristianos progresistas y otros demócratas «sin apellido». A finales de los 70 los resquebrajamientos en el PCE influyeron y comenzó un periodo de dejación. Con la Transición llegaron otros modelos de difundir o controlar la cultura: el márketing que busca que deje de ser gratuita o la incorporación de los ayuntamientos como difusores. De esta forma, lentamente, la Asociación va dejando de tener motivo de ser, hasta que su local pasa a ser ocupado por otro grupo cultural de Mieres.

Faraldo termina indicando que por Amigos de Mieres pasó todo el mundo y que pertenece a la memoria de todos.

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