lunes, 14 de junio de 2010

Blanca Helga: «Me considero una constructora de pequeños munditos»

Blanca Helga, una artista cargada de sensibilidad


Blanca Helga durante la entrevista
Blanca Helga durante la entrevista
Visito a Blanca Helga en Studio Banana, donde tiene su lugar de trabajo. Delgada, de facciones afiladas, mientras la escucho veo sus manos moverse, explicándolo todo. A primeras se ve que es una artista con una sensibilidad a flor de piel. Se muestra quizá algo nerviosa al principio, pero la conversación va sacando la persona que lleva dentro, una llena de inteligencia, con ganas, muy inquieta y poseedora de un mundo interior plagado de historias.

Javi Álvarez (JA): ¿Quién es Blanca Helga?

Blanca Helga (BH): Una persona creativa, con muchas inquietudes, curiosidad y creo que con sensibilidad artística. En realidad más que sensibilidad es una necesidad de plasmar mis sueños, mis cuentos, mis historias... como si siempre estuviese tratando de dar salida a un chorro de imágenes que me llegan. Normalmente me salen personajes. No es tanto que estén previamente en mi cabeza, siento más como que surgieran de algún lado y a través de mí llegaran al papel. Quizá vengan de mi subconsciente. Tengo una gran necesidad de interpretarlas y llevarlas a la realidad. No sé, como una puerta que conecta con el mundo de la fantasía. También me doy cuenta de que cuanto más trabajo hay más tropel de personajes esperando.

JA: Entonces, ¿qué hay que decir para definirte?

BH: Cuando me piden que defina mi trabajo suelo decir que me considero una constructora de pequeños munditos. También me he descrito como imaginatriz, pero ahora me suena un poco peor. Constructora de munditos, sí.

JA: ¿En qué disciplinas trabajas más cómoda?

BH: Con las que más a gusto me siento y más me motivan son, sobre todo, la ilustración y también el cine animado. Al final es todo un poco lo mismo. Lo que me interesa es juntar la imagen con el lado narrativo. No es como el arte con mayúsculas donde quizá su concepto es más filosófico, sino que a mí me importa mucho la parte de cuento, de narración, de fantasía, de historia.

JA: ¿Cuál es tu formación?

BH: Soy autodidacta. Siempre he dibujado. Estudié un año Diseño. Dos de Cine de Animación. Hice fotografía...

Mariposa amarilla. De la exposición Papeles apropiados en Banana Studio
Mariposa amarilla.
De la exposición Papeles apropiados en Banana Studio
JA: ¿De qué trabajos tuyos me puedes hablar?

BH: La pena es que vas renegando de algunos de ellos, supongo que porque vas evolucionando y aprendiendo. Ahora tengo más cariño a mi faceta de collage y, aunque lo veo un poco más lejano, también a mi corto Historia de un caballito azul. En la parte de cine de animación éste corto es lo que más me representa y en la ilustración todos mis personajes, collages, esculturas bidimesnionales y tridimensionales hechas de papel.

JA: ¿Cómo fue lo de hacer un corto?

BH: Después de muchos estudios variados, que incluyen la carrera de informática, cursé dos años de cine de animación. Historia de un caballito azul surge como si fuera el proyecto fin de carrera. Aunque hacer un corto de animación es un proceso bastante largo y tiene mucho trabajo, lo que supone tener que contar con un equipo, quise hacer esta historia yo sola. Al final busqué un músico que me compusiera la música original. Encontré a Jerry Urazán Razzini que estudiaba música y estaba aprendiendo. Fue una lucha entre los dos para conseguir la música.

Lo mandamos a varios sitios y lo seleccionaron para el Festival de Sant Joan de Alacant y el Dunas de Fuerteventura. En este último nos nominaron a la mejor banda sonora original, al mejor corto muy corto, al mejor cortometraje de animación y al premio del público joven. Al final fue bonito que nos dieran el premio a la mejor música, es una manera de recompensar el trabajo de Jerry. Nos invitaron a ir, nos enseñaron la isla, nos llevaron a varios eventos culturales y nos trataron muy bien, en realidad ese fue el mejor premio.

Después a través de Playtime Audiovisuales, se estrenó en las salas Off Limit de Madrid y NIU de Barcelona. Es otro circuito de exhibición para un corto, buscando sitios alternativos, salas de arte...

JA: Historia de un caballito azul, ¿es tú única animación conocida?

BH: No. Me llamaron para integrar animaciones en un documental de imágenes reales. Fue una experiencia muy curiosa porque se trataba de una tendencia llamada «slowtime» que es un movimiento que reivindica el valor del tiempo lento ante la vida tan estresada y rápida en la que vivimos. No conocía nada de ésto. Frente al «fastfood» la propuesta de esta tendencia es el «slowfood»: cocinar con cariño y dedicándole tiempo. El documental mostraba la restauración de una casona en Granada con métodos árabes muy antiguos. Aquí querían introducir, como contraposición, unas animaciones de la muñeca estresada a la que le pasaba de todo. Se hizo para Documentos TV.

JA: Me hablabas también de que te sientes muy identificada con tus collages, ¿alguna exposición?

BH: El año pasado estuve en cuatro exposiciones colectivas. Aquí, en Studio Banana, tuve una con gente bastante reconocida. Fue una exposición exclusivamente de collage que se tituló Papeles Apropiados. Me hizo ilusión participar en una selección tan bonita con ellos. Otra fue una exposición de muñecos en la sala Mediodía Chica y que se llamo Caucho, telas y otras pieles. También nos dejaron un espacio un fin de semana que montamos y desmontamos nosotros, fue la Exposición Espontánea que organizaba el Colectivo Ja. Expuse en otra colectiva, Dfest en la sala Matadero de Madrid en algo más variado, con fotografías...

Ilustración realizada para la novela Nada de Carmen Laforet
Andrea recuerda con nostalgia cuando en los veranos se bañaba en el río de su pueblo y se dejaba mecer por la corriente.
Ilustración realizada para la novela Nada de Carmen Laforet
JA: Y también ilustras, ¿verdad?

BH: Pues sí, colaboro con el Ministerio de Educación haciendo libros clásicos. Voy a empezar con ellos otros dos proyectos de ilustración. Se trata de las novelas Los Tres Mosqueteros y Huckleberry Finn. Tengo ganas de ponerme con algún proyecto propio. Uno de mis mayores deseos es llegar a publicar en papel un libro de cuentos infantiles ilustrado, uno que me permita bastante espacio para la creatividad.

JA: ¿Cómo llegas a Studio Banana?

BH: Yo antes trabajaba en casa, lo que me producía agobio. Lo conocí por una amiga, vine y me encantó. Es un lugar que te permite contactar y conocer a personas creativas que trabajan con lenguajes similares. Así que decidí venirme. Llevo un año aquí y estoy muy contenta de la decisión. Desde entonces me siento mejor y además está al lado de mi casa. Es bastante internacional, hay muchos que vienen del extranjero. Es divertido, se hablan muchos idiomas.

JA: ¿Cómo funciona?

BH: Cada persona alquila un espacio. Yo tengo mi mesa, tienes Internet... Pero además hay una intención de que haya interacción entre la gente, lo que propicia que se realicen actividades culturales. Tenemos charlas, recepciones, talleres, exposiciones.... Algunos viernes se hace el Banana Shake, donde se presentan trabajos de compañeros del estudio. Sobre las escaleras de acceso se colocan almohadones y lo convertimos en un anfiteatro. Con una pantalla y un proyector se realizan las presentaciones y luego hacemos una fiesta con lo que hemos traído de casa cada uno. También es un espacio que permite colaboraciones entre la gente del estudio. Los que llevan el estudio son arquitectos.

JA: Estudiaste informática, ¿cuéntame?

BH: Yo creía que me gustaba. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, yo era buena en ciencias, me lo pasaba bien programando y me gustaba intentar dibujar con el ordenador que tenía. Así que pensaba que me gustaba. Me parecía una herramienta para crear cosas. Pero la carrera no tenía nada que ver con esa idea. El primer año me dije «todavía no hemos dado informática», el segundo ya me pregunté «qué hago aquí». Por un lado la parte artística siempre había estado conmigo, lo había intentado suplir o alimentar con distintas actividades. En la Facultad de Informática con el grupo de teatro, la revista, dibujar. Siempre he dibujado, desde pequeña. Y una de mis vocaciones de pequeña era ilustrar libros. Lo que no sé es cómo me fui tanto. Cuando elegí informática no había sitio donde estudiar ilustración, entonces no había tantas opciones de formarse en diseño o animación, son carreras más nuevas.

Dragón Rosa del Eyjafjalla
Dragón Rosa del Eyjafjalla
JA: ¿Llegaste a trabajar como informática?

BH: Terminé la carrera y estuve primero como becaria dos años y luego otros dos en una empresa de creación de páginas web y comercio electrónico. Ya había descubierto que no era lo mío, pero trataba de redirigirlo hacia el área de diseño gráfico. De becaria hice un proyecto que realmente era bonito: un multimedia educativo que tenía mucha imagen y en el que pude hacer los dibujos y la animación. También tenía un fin social que me satisfacía y pensé que podía enfocar mi carrera por ahí. En la empresa entré en el departamento de diseño gráfico, pero no tenía formación como diseñadora y entones realmente estaba programando pasarelas de pago con bancos, tiendas. Me parecía estar en un erial.

JA: ¿Desilusionada con aquello?

BH: Simplemente no he estado en el sitio que debía estar. Es un mundo duro, se trabaja mucho, muchas horas, con mucha prisa, con plazos de entrega muy ajustados. Hay que estar renovándose constantemente. Sí, exige mucho. Vi que la evolución del que trabaja ahí acaba siendo dirigir o gestionar algo que realmente no había aprendido.

JA: ¿Cómo surge este cambio de vida tan drástico?

BH: Primero fue ver la realidad y verificar que lo que había estudiado no me satisfacía y que una vez que se aplicaba era todavía peor, porque exigía mucha dedicación. Luego tuve una crisis de salud que me hizo reflexionar que no nos sobra el tiempo. Hay que estar de acuerdo con uno mismo y dedicarse tiempo. Fue un cambio radical, estoy haciendo aquello para lo que siento que valgo, lo que necesito hacer. Lo otro, la informática, era hacer algo que sabía que no era auténtico y no se me iba a dar bien. Podía poner la parte intelectual, pero nunca el corazón. Tuve que luchar contra miedos y me ayudó mucho que me apoyaran, afectiva y económicamente. Este año he hecho un trabajo que me permite tirar un tiempo. Es algo que roza la informática, un trabajo multimedia.

Hay cosas que no han cambiado, sigo trabajando un montón de horas. Empiezo un poco tarde hacia las diez y media o más tarde, pero que me suelo quedar hasta las ocho o las nueve. En estos cuatro años mi vida esta siendo mucho más feliz.

JA: ¿Volverías a hacer un trabajo informático?

BH: No, no como informática pura..... aunque el último trabajo que he realizado han sido los dibujos y animaciones y el diseño del interfaz de un programa educativo multimedia. Pero eso es lo más cerca que quiero estar.

Geisha blanca
Geisha blanca
JA: ¿Te ayudan algo las nuevas tecnologías?

BH: Internet, Flickr y Facebook son una gran ayuda. Son herramientas que me permiten contactar con gentes de otras partes del mundo que se dedican a lo mismo y eso me ha dado mucha energía.

JA: ¿Hay alguna relación entre lo que hacías como informática y la vida artística?

BH: Bueno, lo único en común es que el ordenador sigue siendo una herramienta imprescindible en mi trabajo, tanto en la ilustración como en el cine de animación. Pero lo que obtengo es totalmente diferente, está más vivo, y la satisfacción que me produce no tiene ni punto de comparación.

JA: ¿Cuáles son tus nuevos proyectos?

BH: Tengo algunos que llevo en paralelo, pero que no sé en que acabarán. Tengo varias ideas para cuentos que quiero ilustrar e intentar publicar como un álbum ilustrado. Sigo creando más obras personales para ver si puedo intentar una exposición individual. Estoy con una compañera arquitecta que quiere hacer parques infantiles. Buscamos un toque más creativo para los columpios, balancines... Es un proyecto a muy largo plazo y vamos muy lentas. No sé si llegará a buen puerto. Estoy también con otra pequeña cosa que me ha pedido una chica de Inglaterra que quiere hacer una web con dibujos y un tema que va a poner. Ayer entregué el proyecto multimedia y hoy estoy un poquito desconectada, pues necesito siempre un tiempo entre un proyecto y otro.

Así es Blanca Helga, con la cabeza llena de historias que van a ir trasladándose al papel con tiempo y cariño, porque ella es imparable. Nos damos dos besos como viejos amigos, echo un último vistazo al estudio y subo la escalera, blanca como ella, para dejar que vuelva a su trabajo.

4 comentarios:

@tranquimajo dijo...

Acabo de leer esto. Muy buena la entrevista y precioso trabajo el de Blanca.

Javi Álvarez dijo...

Sí. Cada vez tiene más trabajo. Se está convirtiendo en una gran artista.

Anónimo dijo...

Es un artista, y es más que una artista, es un enorme corazón con sonrisa. A mi me ha hecho dudar, una vez, sobre cuál era el camino. Viendo así su sonrisa, era este. Alberto

Javi Álvarez dijo...

Sí, una grandísima artista y una grandísima persona