miércoles, 4 de mayo de 2011

Una oportunidad de ver cine social y comprometido con el mundo del trabajo

Se abre la IX Muestra de Cine y Trabajo y el IV Certamen de Cortometrajes Express! de la Fundación Ateneo Cultural 1º de Mayo de CC.OO.

Cartel de la IX Muestra de Cine y Trabajo y el IV Certamen de Cortometrajes Express! de la Fundación Ateneo Cultural 1º de Mayo de CC.OO.
Cartel de la IX Muestra de Cine y Trabajo y el IV Certamen de Cortometrajes Express! de la Fundación Ateneo Cultural 1º de Mayo de CC.OO.
La IX Muestra de Cine y Trabajo comenzó con unas palabras de presentación por parte los organizadores, Blanca Casado, Presidenta del Ateneo Cultural 1 de Mayo, y Paco Naranjo, Secretario de Comunicación de CCOO Madrid.

Al hacer balance del último año, nos recuerda Blanca Casado que resulta que no hay nada de que alegrarse, vivimos inmersos en una crisis de deuda pública y el concepto de democracia ha evolucionado en los últimos tiempos hasta convertirse en un sinónimo de desmantelamiento del sector público y privatización. Cada vez está más clara la veracidad de lo que decía hace meses el Nobel de economía Joseph Stiglitz sobre que mientras los banqueros no se vean en la cárcel la economía no se recuperará, ya que su voracidad no tiene límite. El sistema capitalista nos ahoga y solo si hay un giro estratégico del propio sistema podremos recuperar derechos. Es necesaria una democracia participativa, en la que se recupere la militancia. En muy poco tiempo esta crisis está consiguiendo que perdamos derechos conseguidos a lo largo de más de 100 años de lucha obrera.

Lo que pretende esta Muestra es enseñar realidades incómodas a través del cine, realizar una movilización intelectual. Se trata de cinco días de proyecciones «obscenas» que no permiten a quien las ve quedarse indiferente, pero que, por desgracia, casi seguro que no se podrán ver en otras salas de nuestro país, algo que suele ocurrir con la selección que se hace cada año, ya que este tipo de cine parece no interesar a las distribuidoras españolas.

Películas como las seleccionadas para esta IX Muestra de Cine y Trabajo, como El caso Coca-Cola, son necesarias para cambiar el mundo porque enseñan a vivir con dignidad, y por eso es necesario acercarlas a la mayor cantidad de público posible. Sería bueno que se proyectasen en los institutos. La gente debe salir de casa, alejarse de la comodidad del sofá y ver estas cosas, contarlas y hacer que otra gente las vea. Así describe Paco Naranjo el objetivo de la Muestra, que sin el público no tendría sentido.

Paco Naranjo, Secretario de Comunicación de CCOO Madrid, presentando la IX Muestra de Cine y Trabajo
Paco Naranjo, Secretario de Comunicación de CCOO Madrid, presentando la IX Muestra de Cine y Trabajo (Foto: Toni Gutiérrez)
Tras estas presentaciones se proyectó un vídeo que anunciaba las películas seleccionadas en la Muestra de Cine y Trabajo de este año.

En cuanto al IV Certamen de Cortometrajes Express, este año se presentaron 29 cortos, de los que se han seleccionado 9 para concurso. Cada día, antes de cada película, se proyectarán tres de los cortometrajes seleccionados y el domingo se hará público el fallo del jurado. Después proyectarán los ganadores y además otros cuatro cortos seleccionados por su temática laboral.

Una vez concluidas las presentaciones el numeroso público asistente a la inauguración tuvo la oportunidad de ver un interesante documental canadiense, El caso Coca-Cola, un trabajo de los directores Germán Gutiérrez y Carmen García sobre un caso judicial abierto en Estados Unidos contra el gigante multinacional para intentar que asumiese su responsabilidad en los crímenes perpetrados en Colombia contra sindicalistas por parte de paramilitares contratados por una de las filiales locales de Coca-Cola. Una acusación que incluye secuestros, torturas y asesinatos de aquellos que luchan por mejorar las condiciones laborales de sus compañeros. Para narrar la historia se siguen los pasos de dos abogados defensores de los derechos sindicales, Daniel Kovalik y Ferry Collingsworth, y de Ray Rogers, un activista de la campaña Stop Killer Coke!.

Aún con el documental en la retina, y para ahondar en la crisis humanitaria que sufre Colombia, César Carrillo, ex presidente del sindicato USO de Colombia, tomó la palabra. César Carrillo es colombiano y sindicalista, y vive refugiado en nuestro país después de haber sufrido cárcel en Colombia por su condición de activista sindical, así que sabe muy bien de lo que habla El caso Coca-Cola, en el que incluso aparecen algunos de sus compañeros allá en Colombia. Actualmente coordina la Red Derechos Humanos-Colombia de la Fundación Paz y Solidaridad de Madrid, desde la que se divulga la grave situación de los Derechos Humanos en Colombia.

En El caso Coca-Cola se muestra sólo uno de los aspectos de la crisis humanitaria que sufre Colombia, pero la situación global es aún más grave, y no sólo por el número de sindicalistas asesinados (más de 2.000 en los últimos 25 años) sino también por la impunidad casi absoluta con la que se comenten estos crímenes. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la ONU tienen denuncias, incluso la OIT mantiene una oficina permanente en el país, pero los paramilitares que secuestran, amenazan y asesinan a los sindicalistas están organizados y dirigidos desde el Estado. La raíz del problema no está en un presidente o en el siguiente, se trata de una política de estado, por eso la situación sigue igual con el actual gobierno. Que nadie piense que la entrada del nuevo gobierno hizo retroceder las políticas de exterminio de sindicalistas. En 2010 fueron asesinados 52, en lo que va de 2011 ya han muerto a manos de paramilitares 7, desde que José Manuel Santos preside el país han sido asesinados 22 sindicalistas. A pesar de que la versión oficial dada desde el gobierno es que ya concluyó el problema o que se trata de «balas cruzadas» por el conflicto armado existente en el país, las cifras no dejan lugar al optimismo. Incluso mienten descaradamente al decir que ha disminuido la impunidad. Esta es la situación en Colombia, y por eso no son suficientes las medidas policiales y judiciales, es necesario aplicar medidas políticas que permitan ejercer el trabajo sindical.

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