La compañía Ron Lalá estrena su nuevo espectáculo bajo su fórmula que combina humor, música y teatro
Domingo 17 de julio de 2011. Teatro Alfil. Madrid

Cartel de la obra de teatro Ti:me al tiempo
Ti:me al tiempo se articula entorno a diferentes formas de percibir el concepto del tiempo en cualquier de sus escalas, con excepción de la climatológica. Tiempos hay muchos: cotidiano, dimensional, por venir, secular, verbal, cósmico, ancestral, el que corre corrió o correrá... Sí, algo de filosofía hay en la obra, pero por debajo, como pretexto, asentándola. Luego viene una capa importante de humor crítico, un sentido inteligente con el que pisan el escenario los cinco actores de la compañía. Después, no ponerse límites a la hora de contar sus historias. Siguen fieles a un estilo propio, a sus receta de mezclar el humor con el teatro y la música. Sus obras resultan siempre originales, frescas, pues con cada una de ellas logran superarse de nuevo.
El frenesí de las historias, la forma de contarlas con ironía, de elaborarlas sobre un sólido texto y de montarlas con muchísima agilidad son el punto fuerte de la obra. Los chicos de Ron Lalá se divierten sobre el escenario, hacen lo que les gusta, y ese buen humor se transmite al público que no para de reír en la función. La parodia es su fuerte y en ella no dejan títere con cabeza. El espectador se ve representado en muchos de los personajes con los que comparte demasiadas características y es la carcajada que produce verse a sí mismo desde fuera, y un tanto caricaturizado, la catarsis deseada, la que permite salir de la función con una sensación agradable, de tiempo ganado.

Daniel Rovalher «Boli», Álvaro Tato, Miguel Magdalena «Perilla de la Villa», Íñigo Echevarría y Juan Cañas en una escena de la obra Ti:me al tiempo
Un número imaginativo es la historia de la flor y la mariposa, que nos habla con dulzura de los tiempos efímeros, con nostalgia, desde una memoria del corto plazo, de un solo día, de lo eterno e intenso de un solo instante. Hay mucha intención de contarnos cuentos con un lenguaje diferente, con otro estética, así ocurre con otro de los números que en tres tiempos, a tres ritmos, nos cuenta el mismo cuento. Revisamos en él la influencia del presente, el pasado y el futuro, los puntos divergentes de vista que cada uno de ellos ofrece. Algo sobre lo que se volverá a incidir en otro de los números con base musical de hip-hop. Genial esa plataforma para la modernización de los musicales.
El tiempo, cuando queda poco, nos pide ser sintéticos. Tal vez así les haya surgido la idea para el sketch del condenado a muerte, a quien según se va acercando la hora le bastan menos palabras para hablarnos.
No todo van a ser ataques, también el tiempo se defiende, no quiere seguir siendo una excusa, y así surge un número estupendo, el que podíamos llamar el monólogo a varias voces de «no es mi problema». Con un lenguaje directo, entre el público y mirándole cara a cara.
Al final, tal vez la mejor de las parodias, la que profundiza en las raíces del flamenco para que podamos asistir a los primeros cantes de la humanidad, allá por el tiempo de las cavernas. Vemos su evolución a lo largo de la historia. Nuca falta el flamenco en los espectáculos de Ron Lalá, pues Miguel Magdalena «Perilla de la Villa», miembro de la compañía, es todo un estudioso de la relación que existe entre el flamenco y la armonía moderna, dos de sus mayores pasiones.
Los cinco actores se lucen en conjunto y con sus números, preparados a la medida de cada uno. Ninguno desentona y todos juntos logran que Ti:me al tiempo sea una obra redonda en la que se ríe desde el minuto cero al noventa.

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