viernes, 9 de septiembre de 2011

Cine existencial, de palabra y de silencio

Primeras proyecciones en el Festival de Cine de Madrid-PNR


Viernes 9 de septiembre de 2011. Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes. Madrid


Jesús Blanco e Itziar Miranda en una escena de Perro Flaco
Jesús Blanco e Itziar Miranda en una escena de Perro Flaco
Llega un año más, y ya suman 20, el Festival de Cine de Madrid-PNR que organiza la Plataforma de Nuevos Realizadores. Sin duda, una oportunidad para ver «un cine diferente, atractivo, dinámico, participativo y siempre en movimiento», como dice su directora, Elena Medina.

Se nutre de cortometrajes, pero también se han ido haciendo un hueco los largos, especialmente aquellos que llegan con cierto compromiso, cine hecho desde otra óptica por nuevas voces. Cuenta Amanda Guadamillas, presentadora oficial, que el festival «se hace para proyectar películas de calado y que mucha gente pueda verlas».

En la sección oficial compite Perro flaco, la segunda película de Ernesto Martín, quien imparte clases en la ECAM, la escuela de cine de Madrid. La sala del Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes está llena. Se siente una cierta expectación, una profunda curiosidad por el trabajo de quien enseña a hacer cine. Lo que se ve es, sin duda, un proyecto muy personal, de muy bajo presupuesto. Cine intimista, bien estructurado, que nos va desvelando las trampas de un hombre egoísta, un poco seductor, que lo está perdiendo todo, que empieza a ir hacia la deriva, como si de pronto le cayesen encima todas las pulgas de golpe. Pablo (Jesús Blanco) deja de tener su vida controlada de un día para otro, una necrosis en la cadera es el detonante. Vuelve a una casa vacía tras la operación y, de uno en uno, se va a enfrentar con el resto de personajes.

Excelente trabajo actoral, especialmente de Itziar Miranda, que desde un personaje de dramatismo contenido profundiza y nos explica la esencia de Pablo, desnudándolo totalmente, dejándole a la intemperie, ya sin su coraza, perdido todo su encanto. Es una película de cuatro actores, con mucho diálogo, contada en primeros planos, de subir y bajar emocional, en tonos apagados, con poco color y con un buen tema musical final que acompaña a los créditos. Pero sabe a poco, le falta espacio. De todas formas, se escucharon muchos aplausos al final.

Cartel de la película Caracremada
Cartel de la película Caracremada
Si Perro flaco se puede considerar un cine existencial de palabra, de buscarse y entenderse a uno mismo, Caracremada también lo es, pero por causas muy distintas. La primera de todas porque nos habla de la supervivencia, de la existencia como vida que hay que salvaguardar. Se narra sin apenas diálogos, en imágenes y sonidos y aquí está su mayor diferencia.

Caracremada es un largometraje de Lluis Galter que ha pasado por Venecia y San Sebastián, y ha sido premiado como Opera Prima en los premios Sant Jordi de cine. Se había estrenado en Barcelona, pero no había logrado hacerlo en Madrid. El Festival la proyecta dentro de la sección Noche de estreno.

La película cuenta la historia de uno de los últimos maquis españoles: Ramón Vila Capdevila, y lo hace con una maravillosa fotografía que va retratando el paso del tiempo sobre los montes en los que se esconde su protagonista. La naturaleza cambia, pero la vida se va haciendo más rutinaria, de objetivos repetidos. Un tiempo infinito, largo, tanto que pierde su significado. Un hombre que se funde con la naturaleza.

Muy simbólica y sin explicaciones, para que el espectador la construya en su interior. Sin apenas diálogos, con un tiempo lento que parece que no transcurre siquiera, con una naturaleza desbordante, Caracremada no es un cine fácil de ver desde la butaca, pues la acción parece ocurrir siempre en otro sitio. Una película de soledades, de silencio.

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