martes, 11 de junio de 2013

El Festival de cine alemán elige la traición para inaugurar su 15 edición

Costa Esperanza de Toke Constantin Hebbeln abre el festival


Martes 11 de junio de 2013. Cine Palafox. Madrid

Cartel del Festival de cine alemán en Madrid
Cartel del Festival de cine alemán en Madrid
Ya van quince años de 15 Festival de cine alemán en Madrid. Este año, el festival anuncia una retrospectiva de la directora Margarethe von Trotta. Su última película Hannah Arendt será uno de los numerosos estrenos de películas alemanas en España que tendremos durante estos días. A la retrospectiva y a los estrenos se suman una película juvenil, un documental y varios cortometrajes que pretenden dar una muestra fiel del cine que se está haciendo ahora mismo en Alemania.

Cuenta el director Toke Constantin que alguien de la profesión le contó una historia que había pasado en su familia, en la República Democrática de Alemania (RDA) antes de la reunificación. El tema le interesó y trató de hacer un documental. Confiesa que él es alemán occidental, así que no sabía demasiado de la historia reciente de la RDA. En el proceso de investigación realizó entrevistas y una visita guiada a la cárcel de la Stasi en Berlín que ahora enseñan antiguos reclusos. Según escarbaba prefirió llevar todo este material hacia una ficción basada en aquella historia. Así surge Costa Esperanza, la película que inaugura este Festival.

Se trata de una película inquietante en lo íntimo, de dudas, conflictos y posicionamientos. Hay quien busca enmendar sus errores y quién incapaz de escapar del enredo se va deslizando hacia abajo sin remedio dentro de esa espiral. Costa Esperanza es una película donde los engaños y los principios más bondadosos se colocan a una mismo nivel. Es a la vez una historia de amor, de amistad y de poder, el que en cualquier tiempo han tenido los espías más abyectos. Frente a ese poder de la manipulación, del control de la información, de la mentira como medio con el que sostener lo que ya no se aguanta, queda la mirada limpia de quien se ha arrepentido de su caída, de quien se ha levantado y quiere no volver a caer. La traición es a la vez fuente de poder y desgracias en la película. No se sabe muy bien como se llega a ella, si por caer en el egoísmo o por naturaleza. Lo que descubren es que la traición tiene dos niveles, el que empieza con la la primera mentira a los demás de la que se obtiene beneficio, y el que se da cuando uno comienza a mentirse a sí mismo para sostenerla. De uno de estos niveles no se vuelve jamás.

El remordimiento, esa necesidad de querer hacer lo correcto, es el gran tema de la película, pues no hay traición cinematográfica sin personajes atormentados y culpables. Solo siendo inhumano se podría vivir sin remordimiento, y ninguno de los dos protagonistas lo es. Cada uno a su manera debe enfrentarse a la caída moral en la que ha entrado, usando el freno o el acelerador, encontrado el mecanismo justificador o intentando redimirse.

El director Toke Constantin Hebbeln y el actor Alexander Fehling presentando la película Costa Esperanza
El director Toke Constantin Hebbeln y el actor Alexander Fehling presentando la película Costa Esperanza
Costa Esperanza es una película impecable en su fotografía que ha cuidado cada toma. La luz que elige en cada momento nos coloca como espectadores en el lugar exacto en el que están ocurriendo los hechos. La música acompaña a la perfección la historia. Los diálogos son intensos y la interpretación da el tono justo. Pero aún así algo flaquea en el proceso de construcción de la película, en mi opinión es un cierto desentendimiento hacia la realidad, considerarla una obviedad. Es algo parecido a lo que le ocurre a Rajoy que da por hecho que todos leímos de pequeños el mismo libro que nos hace pensar a todos por igual para saber siempre de qué lado está lo correcto. Toke Constantin nos pone dentro de un mundo del que todos quieren escapar, pero no profundiza en el motivo que tienen para intentar cruzar la frontera, lo asume como un axioma, dividiendo el mundo en malos y buenos. Y ese pecado debilita la película. La libertad para nada no es más que una estupidez.

En la rueda prensa, el director insiste en que no pretende ofrecer una tesis, ni tiene una intención moral. Reconoce que él se ha posicionado, pero lo que ha buscado es plantearse preguntas y darle al espectador imágenes para que éste llegue a su propia conclusión subjetiva. Le interesa explorar esa frontera entre lo político y lo privado, saber dónde queda lo político dentro de lo privado y viceversa. En ese sentido situar la película en el contexto de la RDA permite que ese conflicto sea patente por sí mismo.

A su actor protagonista, Alexander Fehling, le interesó la historia por dos motivos principales. El primero por el conflicto interno del personaje que intenta compensar el desequilibrio que produjo al cruzar una cierta frontera moral y, segundo, por abordar el tema de la traición. Fehling se involucró en el proyecto hace tres años, así que ha tenido la oportunidad de colaborar en construir su propio personaje.

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