domingo, 30 de junio de 2013

La fiesta del barrio que participa del cine

La Muestra de Cine de Lavapiés se despide en el Solar con las risas de El Mundo es Nuestro


Domingo 30 de junio de 2013. El Solar de Lavapiés. Madrid

En el Mercado de San Fernando: Alberto López, er Culebra, con parte del equipo que organiza la Muestra. Foto: Juli Martínez
En el Mercado de San Fernando: Alberto López, er Culebra, con parte del equipo que organiza la Muestra. Foto: Juli Martínez
En la Muestra de Cine de Lavapiés toca despedida y cierre. Se hace en el Solar de Lavapiés y a lo grande, quemando todas las energías que quedan en su clausura. Es el día de la película del Cabeza y el Culebra: El Mundo es Nuestro. Hasta Lavapiés se ha venido Alberto López, el Culebra, para presentar la película y vivirla otra vez con público nuevo. En el Mercado de San Fernando se junta con un buen grupo de los organizadores para una comida popular. Con unas cuantas sillas traídas del Solar cuando más calienta el sol, dos tablones y cuatro borriquetas se prepara la mesa sobre la que ir colocando pan gallego, buenos quesos, un arroz escabechado, cuscús con carrilleras, una fideuá y algo de bebida para que no se seque el gaznate. Casi nada, pero al final todo va cayendo. La conversación fluye, a Alberto se le ve cómodo. Va desgranando las anécdotas del rodaje y otras mil historias que nunca le faltan. Sabe contarlas, recreándose en ellas pero manteniendo siempre el interés. No defrauda porque es un tipo que lleva bregando toda la vida en escenarios, platós, la calle… o dónde tenga que ser, y eso se le nota. Le preocupa el camino que lleva la cultura, las distribuidoras y las salas copadas por el cine yanqui, que es el que saca todo el dinero que el cine da y que es mucho. Le gusta el modelo francés y piensa que el nuestro debería seguir el mismo camino.

Pero le preocupa más aún la sociedad y no perder su conexión con ella. Dice que no hay que irse fuera para trabajar porque es más lo que se pierde que lo que se gana. Reclama que los barrios sigan siendo alegres, siempre lo han sido y se han mantenido como ese pequeño reducto de la felicidad que nos da ánimos a todos. Hablamos de política y no rehuye el tema, su película está llena de ella, la de la gente de abajo que está cansada de que la mangoneen. Preguntamos por Andalucía y nos cuenta sus impresiones sin medias tintas: lo que está mal y también las pequeñas cosas que se empiezan a hacer y que podrían funcionar, aunque no lanza las campanas al vuelo, habrá que darle tiempo para ver si de verdad cambian algo.

Ya en el Solar lo mira todo como un niño, saca fotos, twittea y charla con cada persona que se le acerca a saludarle. Cuando se quita las gafas de sol, las coloca al revés sobre el cuello y allí las deja. Confiesa que la película la ha visto muchas veces, pero que ya han pasado unos tres meses desde la última vez. Con Alfonso Sánchez se ha recorrido toda Andalucía y parte de España en una furgoneta para ir promocionando su película y para tener un contacto directo con el público. Ahora anda en eso de levantar dinero para la siguiente película, se titulará El Mundo es Suyo, y no, no se trata de la continuación sino de otra película diferente para hablar de los que mandan de verdad en nuestro país: banqueros, políticos, terratenientes y grandes empresarios. Eso del crowdfunding se magnificó, en realidad dice que no pagó la película, recaudaron solo unos miles de euros con la campaña Apadrina a un Tieso, aunque les sirvió sobre todo para acercarles a personas a las que no conocían pero que estaban interesadas en la película. Ahora no deben nada, han pagado los sueldos de todo el mundo que para eso trabajaron. Sin embarto sienten que no han tenido apoyo en el sector. Se refiere a lo difícil que ha sido distribuir El Mundo es Nuestro, pero mantiene aún ese empeño porque quiere que la gente la vea, honestamente cree que la película es buena y al público le va a gustar. No se equivoca.

Actuación de Las Rubias durante la clausura de la 10ª Muestra de Cine de Lavapiés. Foto: Toni Gutiérrez
Actuación de Las Rubias durante la clausura de la 10ª Muestra de Cine de Lavapiés. Foto: Toni Gutiérrez

La clausura empieza en el Solar con Yaguete Filete (Yago García) y su espectáculo Humor a la cara orientado tanto al público infantil como al adulto. Un espectáculo que mezcla circo con interpretación y que se desarrolla frenético por la verborrea de Yaguete, un payaso tierno e intrépido. Se podría decir que es un personaje esquelético, que en cierta forma recuerda al Quijote, empeñado en mezclar risas con malabares, sacar equilibrio del desequilibrado y entretener con su espectáculo. Pero es más, si sigues su mirada hacia dentro verás que él solo se divierte si hace disfrutar a quien está enfrente. Actuar nunca deja de ser un reto que hay que ganar cada día.

Las rubias son morenas, tanto como irreconocibles, pues llegan maquilladas como esqueletos; se han quedado solo en huesos que han perdido la carne, en pura esencia. Con dos guitarras españolas, el trío toca y canta un repertorio personal que recupera la música libertaria del pueblo. Rojo, negro y blanco son los colores que utilizan, su seña de identidad. En su espectáculo no hay frase sin intención. Cierran con Tequilera, quizá su tema estrella, y se van con un público que quiere que sigan. Lo hacen bien y eso se nota.

Ahora que ha oscurecido y para seguir el camino reivindicativo, la Asamblea Popular de Lavapiés lee un comunicado para explicar qué es el Solar, reivindicar la soberanía popular sobre los espacios del barrio y pedir la participación ciudadana desde las plazas. Llega la última proyección de la cortinilla de la Muestra. Después es el turno del abrazo cordial al festival hermano Carabanleft mostrando dos cortometrajes desarrollados durante su última edición: Corto express y Maneraz de vivir.

Javi Araguz, autor de Lois, tengo algo que decirte, desvela por fin a Lois el gran misterio que une a Clark con Supermán. No sé si ella tendrá capacidad para entender algo que el resto de la humanidad ya habíamos descubierto, pues unas simples gafas no pueden hacernos tan ciegos. Es un corto irónico, sencillo y efectivo.

Cartel de la película El mundo es Nuestro
Cartel de la película El mundo es Nuestro
Pero la estrella de la noche es El mundo es Nuestro, una película que va sobre la redistribución de la riqueza mediante lo que se viene llamando el atraco a un banco. Está contada con mucha gracia, pero sin dejar títere con cabeza, señalando con el dedo a quien tiene la culpa de todas nuestras desgracias. Es la cruda realidad tamizada por un humor gamberro y una crítica feroz a nuestra situación de crisis económica. Pocos han sido tan directos. El «Culebra» y el «Cabesa» son dos rateros de extrarradio con pocas luces para eso del delinquir pero que saben mucho de la realidad de la calle y de las injusticias. Idolatran al «Dioni» y su sueño es poder empezar una nueva vida, a ser posible en Brasil y con un buen botín en los bolsillos. Pero pocas veces les salen bien a los pobres los asuntos de dinero. Hay dos formas de robar, y en eso la película es muy clara, la de quienes la crisis ha dejado «pelaos» y que como salida tiran por donde sea y la de aquellos que nos roban a todos. Esa otra delincuencia de traje caro y de maletín, xenófoba y de derechas, manipuladora y traicionera, también sale retratada en la película. Son poderosos, despiadados y controlan desde sus empresas y organizaciones al poder financiero y político. No tienen la torpeza de esos jóvenes de barrio que empiezan a delinquir como medio de subsistencia. En medio, un pueblo desinformado que tiene que elegir. Afuera, la policía que no pinta mucho pero que va cumpliendo su papel como puede o más bien como le mandan.

Y con todos esos elementos, Alfonso Sánchez y su equipo, montan una buena película llena de sentido del humor, que se cachondea de casi todo sin dejar de pintar la realidad, algo distorsionada, eso sí, pero sin perder la esencia de lo que es. Las carcajadas del público no paran durante toda el metraje. Esa ternura y ese reírse hasta de su propia idiosincrasia son el mayor acierto y la forma de esconder un mensaje afilado y revolucionario, lanzado como sin querer. El mundo es nuestro es una película rebelde, diferente, surrealista en cierta medida, delirante y sobre todo cargada de una dulce ingenuidad que nos salva de la desesperación, ahora que todo está tan mal. Nos habla de nuestros tiempos, del desempleo, de la precariedad laboral, de las hipotecas, de la pareja, de los empresarios chanchulleros y de los que no pueden pagar a sus empleados, de los maletines, de la corrupción financiera y política, de los desheredados al margen del sistema, de los medios de comunicación y su deriva, de las redes sociales, de las procesiones y hasta del movimiento de los indignados. Toda nuestra sociedad sale retratada en esta caricatura y nosotros somos de los que siempre perdemos.

Pero sí, es cierto, «El mundo será nuestro» si un día decidimos salir todos juntos a por él, porque el poder del pueblo hay que ejercerlo. Dejémonos de historias y hagamos de una vez la revolución para que todo cambie, para que se acabe tanta injusticia. El «Cabeza» y el «Culebra» ya han empezado por su cuenta, con un cine que trae un nuevo mensaje y que se convertirá en paradigma de una nueva corriente de cine sarcástico y crítico con la crisis. La calle toma el cine y no se va a callar. Viene gritando a pedir justicia.

El mundo es nuestro es un peliculón, cargado de dignidad y que nos obliga a pensar.

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