jueves, 3 de octubre de 2013

Cada cual con su propio estilo

Cortos para todos los gustos en el Festival de Cine de Madrid-PNR

Jueves 3 de octubre de 2013. Festival de Cine de Madrid-PNR. Sala Berlanga. Madrid

Cartel del corto About Ndugu
Cartel del corto About Ndugu
El Festival de Cine de Madrid-PNR continúa con su propuesta de un cine fresco y sobre todo incipiente. El festival arriesga siempre en ese sentido, pues su vocación es la de ayudar en los primeros pasos y formar un colectivo amistoso desde el que poder cooperar entre sí para desarrollar nuevos proyectos. Sirve, en cierta manera, para impulsar un tejido cinematográfico permeable a los nuevos realizadores que arrancan. Pero además de ofrecer primeras oportunidades, es también un lugar desde el que dar reconocimiento a grandes profesionales que no recorrieron los caminos convencionales. El festival no realiza una tarea fácil, sino un trabajo de mérito.

El martes cité las sedes donde se desarrolla esta 22 edición del Festival de Cine de Madrid-PNR y se me olvidó una de las más importantes: el Armando, al ladito de la Sala Berlanga, un bar que antes y después de las proyecciones se convierte en punto de encuentro de cineastas y público. Allí nos tomamos las cañas, hablamos de proyectos, de cómo le va a cada cual, de las películas, del cine en general y criticamos todo lo criticable. En realidad establecemos lazos, amistades que perduran y que cada año, con cada nueva edición, se afianzan mucho más.

La propuesta de la sesión del jueves de cortos en la sección oficial, a priori llegaba con un cartel demasiado heterogéneo como para poder hacer una generalización. Cada cual venía con su perspectiva diferenciada desde la que entiende el concepto de corto, con mucho gusto por el cine y aplicando su propio estilo. Ese es quizá el hilo que les une a las películas de hoy: hecho desde un estilo propio.

Cartel del corto I Feel Lost
Cartel del corto I Feel Lost
I Feel Lost, de Juan Manuel Aragón García, es un homenaje al cine y a las series de televisión, un deseo de convertir el mundo en una película o en un capítulo y una pelea entre ambas formas que en realidad no están tan distantes porque conviven «en el cuarto de al lado». Es un cortometraje mudo, donde todo se articula con los gestos y las miradas. Aragón nos llama a jugar y a divertirnos embarcándonos en una situación que se va complicando por segundos y en la que el público entra.

Sangre de Unicornio, de Alberto Vázquez y Pedro Rivero, es un trabajo de animación lleno de contrastes. Los autores no solo pretenden salirse de los tópicos sino que intentan darles la vuelta. Así nos cruzamos, entre acordes de rock duro, con dulces ositos malvados que cazan unicornios y beben su sangre. Y cuando hablan esos osos lo hacen con voces insospechadas, situadas al otro extremo de la estética de sus personajes, y con una historia diferente. Así, entre lo que es y lo que debería ser, jugando con los prejuicios que siempre son erróneos, nos cuenta un asunto de dos hermanos con su mala sangre, sus rencillas, las envidias y el odio. Un Caín y Abel hecho con osos amorosos de lo más sorprendentes. Se puede decir que es un corto sorprendente y muy digno.

About Ndugu, de David Muñoz, me pareció el mejor trabajo de la noche. Es un corto social hecho con humor que nos acerca Kenia. Existe un choque cultural entre nosotros y el África más profunda que nos separa, pero Muñoz explota esa distancia para plantear la resolución de un problema de mayores desde la perspectiva de un niño keniata. En transcurso de llevar la respuesta a la práctica se estable un camino que nos lleva a la empatía con el personaje y con todo su entorno. Sin el menor esfuerzo le comprendemos y en cierta manera nos quedamos encantados con la inocencia que presenciamos. Es ficción, pero de esa que deja el poso de haberte colado una realidad de documental muy bien trabajada, de esa que te hace ver los detalles del lugar en que transcurre, con su ritmo y sin manipulación, sin que te hayas dado cuenta. Muñoz indaga en lo que nos une, lo más humano, para desde hay enseñarnos lo diferente.

Cartel del corto Sangre de Unicornio
Cartel del corto Sangre de Unicornio
Ciudadano Torralba Redux, de Suso Hernández, es un falso documental con mucho cachondeo que se basa en hacer «fakes» de momentos históricos introduciendo en todos ellos al mismo personaje irreverente como centro de los mismos. Para darle una falsa credibilidad aparecen en pantalla cuatro personalidades que nos van contando la vida del ciudadano Torralba. Me quedo con la crítica a esa moda del falso documental.

Marion, de Julián Zuazo, tiene una fotografía excelente. Pero todo su interés se queda en ese punto, pues emocionalmente no avanza, atrapado el corto en una frialdad tan descorazonadora como la propia historia que cuenta y que termina haciéndose muy larga y un tanto repetitiva. Quizá sea tan solo puro hedonismo de una sociedad saciada.

Los Perfeccionistas, de Tucker Davila Wood, es un corto raro, de los que juegan a romper porque se decantan por lo simbólico, porque se envuelven en una poética desmesurada y porque parece que apuestan por la estética por encima de todo, que lo importante no es lo que se cuenta sino de qué forma se hace. Davila no propone un cine abierto en la película, todo lo contrario, se trata, en cierta forma, de una pieza con un cine sectario y de seguimiento cerrado a un líder y unos principios, desde la idea de una performance y como abordarla. Para ello tira de una factura milimétrica. Lo que crea es un estado de ánimo de distancia, si esa era la intención, lo ha conseguido, sino se ha quedado encerrado en su propia estética.

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