sábado, 20 de septiembre de 2014

RSP: Convertir a las víctimas de la crisis en protagonistas del cambio

Algunas experiencias solidarias

Sábado 20 de septiembre de 2014. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Pepo, Comisión de Metodología de la RSP Estatal. (Foto: Toni Gutiérrez)
Pepo, Comisión de Metodología de la RSP Estatal. (Foto: Toni Gutiérrez)
La Red de Solidaridad Popular (RSP) es la historia de una construcción colectiva de identidad, un proyecto solidario que busca convertirnos a las víctimas de la crisis en protagonistas del cambio. Cuenta Pepo, de la comisión metodológica de la RSP estatal, que se han venido este año a la Fiesta del PCE para explicar en una charla cómo trabajan los nodos locales y cuál ha sido la evolución ideológica y metodológica de la red en este tiempo. El proyecto arrancó impulsado por un grupo de activistas de la izquierda, preocupados por combatir la situación de emergencia que había surgido tras la estafa de la crisis y decididos a vivir su idea de la solidaridad como un instrumento de lucha para crear poder popular. No se trata de un modelo asistencialista, enfocado a las personas más marginadas, sino de entender que receptores de la solidaridad y activistas forman parte de una misma identidad.

¿Cómo hacer esa transformación de víctimas a protagonistas? Explica Pepo que para construir esa alternativa donde la gente fuese la verdadera protagonista del cambio se arrancó con mucha intuición y metodología, buscando modelos en América Latina de educación popular y mirando hacia los movimientos sociales españoles (PAH, mareas…) que se pusieron a luchar contra la ofensiva neoliberal que estaba desmantelando el estado del bienestar. En esos inicios se encontró una pequeña barrera, la separación entre activistas y receptores de solidaridad. La decisión fue mirar, reflexionar y enfrentar esa barrera, para lo que se elaboró el Cuaderno metodológico: De víctimas de la crisis a protagonistas del cambio. Trabajando en el cuaderno se constató que todos y todas formamos parte del mismo proyecto sin diferencias, que estamos en el mismo barco porque toda la clase trabajadora es víctima de la crisis, atenta contra nosotros y nosotras. La RSP debe ser el instrumento que nos va a permitir enfrentarnos a la situación. Pepo añade que la RSP es una red de redes, articulada con otros Movimientos Sociales y que lucha contra este sistema devorador neoliberal construyendo un sujeto social. Se hacen dos trabajos en paralelo, por un lado se dan respuestas a las emergencias que ocurren diariamente y por otro se está creando una nueva sociedad que sea una alternativa diferente a la que impone el sistema capitalista. Para ello se trabaja desde la retaguardia, para permitir que las personas se puedan implicar en las luchas. Hay una estrategia de transformación social que se desarrolla a través de proyectos solidarios (despensas de alimentos, medicamentos, material escolar, acompañamiento sanitario, pobreza energética…), de campañas de denuncia (Renta Básica, marchas de la dignidad, tratado libre comercio con EE.UU., ley de seguridad ciudadana…), de propuestas de desobediencia civil (apoyo en desahucios…) y defesa jurídica (cobertura en movilizaciones, formación en derechos, litigios estratégicos…).

Pepo reconoce que en la RSP se da mucha importancia a la metodología porque es lo que permite ser coherentes con el ideario y aplicarlo a la práctica. Hay un proceso de concienciación a través del que convertirnos en sujetos del cambio. Es necesaria la integración de los receptores de solidaridad activamente en las asambleas, su participación en todas las actividades y en la toma de decisiones. Si no se consigue esto la RSP no tiene sentido. Se trata de autoformase y crear conocimiento colectivo. El objetivo de la comisión metodológica es elaborar materiales que permitan compartir esta manera de trabajar creando estructuras horizontales y herramientas que permitan empoderarse a la ciudadanía. Estamos aprendiendo a apoyarnos mutuamente porque nos toca organizarnos para defender nuestros derechos en una lucha unitaria con todos los movimientos sociales.

Mercedes, de la Plataforma Hoy por Ti - Red Solidaria de Fuenlabrada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Mercedes, de la Plataforma Hoy por Ti - Red Solidaria de Fuenlabrada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Mercedes forma parte de la Plataforma Hoy por Ti - Red Solidaria de Fuenlabrada, el nodo de la RSP de esta localidad madrileña en el que ya participan 200 familias. Explica que varios vecinos y vecinas se juntaron y vieron que no podían quedarse de brazos cruzados mientras la gente trabajadora se derrumbaba con la crisis. Decidieron ponerse a trabajar mano con mano. Primero con una despensa alimentaria. Recogen alimentos y los reparten. Se sorprendieron con la respuesta solidaria de su pueblo; algo que ha seguido ocurriendo con cada nuevo proyecto: los talleres de alfabetización, los grupos de apoyo escolar, apoyo a los trabajadores de Coca-Cola, las marchas de la dignidad, las mareas, los repartos de juguetes… Con cada proyecto van aprendiendo. Reconoce que lo más difícil es hacer participar en las asambleas a la gente que recibe alimentos, especialmente a quienes no hablan castellano. Pero que justamente eso es lo importante, lograr que se sientan parte de la RSP, que comprendan que es suya. Esa es la manera de defenderse, de ayudarse mutuamente, de formar parte de una red de redes.

Toni es el coordinador de la RSP de Valencia. Se constituyeron hace un año y en ese corto espacio les ha dado tiempo a desarrollar muchos proyectos con su trabajo. Comenzaron con una despensa para atender a 16 familias que recibían una bolsa de alimentos semanal. En la preparación de cada una de esas bolsas intervienen nutricionistas que tienen en cuenta las necesidades de cada unidad familiar y sus características particulares, como puedan ser sus intolerancias alimenticias. Ahora el reparto se ha extendido a 60 familias. También tienen un huerto que cultivan y con el que logran ser autosuficientes en el abastecimiento de verduras para la propia despensa. En sus llamadas de solidaridad piden aquello que necesitan, no lo que sobra. Reciben muchas aportaciones particulares, pero también de empresas y cooperativas. Están poniendo en pie una cooperativa agrícola multiservicios. En educación, dan clases de apoyo escolar con varios profesores voluntarios. Con el inicio del curso han iniciado la campaña ningún niño sin estudiar para la que han abierto una cuenta solidaria cuyo dinero se usa para comprar libros que entregan a las familias con la condición de que los devuelvan a la red al final del curso para que puedan reutilizarse por otras familias. Ahora han empezado otra campaña: ningún niño sin diccionario. En sanidad tienen un grupo de acompañamiento con el que ayudar a las personas excluidas por el decreto-ley promulgado por nuestro gobierno. Esos son los proyectos continuos, pero también han hecho alguno puntual, como la ayuda a Palestina que ya han enviado.

Toni, de la RSP de Valencia. (Foto: Toni Gutiérrez)
Toni, de la RSP de Valencia. (Foto: Toni Gutiérrez)
La satisfacción de Toni es la integración de todas esas personas en los proyectos, su agradecimiento por estar implicadas en la red. Tiene claro que la RSP será lo que la gente que la forma quiera. Eso es lo que están haciendo. Lee una carta que han escrito dos de las mujeres de la RSP. Tienen cuarenta y tantos, con hijos, arrastrando algún problema de salud en la familia, con trabajos muy precarios o ni siquiera eso y ambas con una ejecución hipotecaria en marcha. Cuentan que debido a la situación de precariedad han decidido decir basta. La culpa no es suya. Han decidido ser activistas, participar en la RSP. Ahora tienen dignidad y estima. Llevan 45 semanas ininterrumpidas ayudándose, entre personas que lo han perdido todo y que también lo han dado todo. Se han convertido en una gran familia. Todos juntos son uno, son red, son pueblo.

Lolo participa en la RSP de Jinámar (Canarias). Cuenta que trataron de crear un movimiento contra el paro y la precariedad, pero que asistieron pocas personas. Estaban cerca las navidades y se propusieron hacer una recogida de alimentos y regalos para los niños. En lugar de una recogida puntal por qué no crear una RSP, pensaron. Arrancaron con 26 personas. Hicieron un cartel con 24 productos necesarios pero que sin embargo no daban los bancos de alimentos y organizaron una fiesta para recogerlos. Una vez hecho el reparto, con los excedentes decidieron crear una despensa. Ahora tienen 450 personas inscritas y participando de los proyectos. Sus asambleas son de 200 personas. Las hacen cada miércoles. Las ayudas se incrementan porque quienes dan ven que lo que entregan va destinado a la gente. En MercaLasPalmas les han abierto sus puertas. Todos los viernes, un grupo de la RSP va allí para recibir los excedentes. Otro grupo se encarga después de seleccionar lo recibido. El tercer grupo lo reparte. Van rotando en los puestos cada semana y todas las personas participan en el proceso. Hay repartos de productos perecederos cada semana y mensuales de no perecederos. Para implicar a la gente tienen un sistema sencillo por prioridades: primero los que participan, después los que asisten a las asambleas y finalmente el resto. Esa es la cultura que practican. Reconocen que al principio había asistencialismo, y que aún sigue habiendo algún caso, pero que el proceso favorece la participación.

Lolo, de la RSP de Jinámar. (Foto: Toni Gutiérrez)
Lolo, de la RSP de Jinámar. (Foto: Toni Gutiérrez)
Hay derechos vitales como el agua, el techo y los alimentos que nos están faltando. El objetivo prioritario de la RSP es luchar por nuestros derechos como ciudadanos. Lo hacen fomentando la solidaridad de igual a igual. Lolo explica que la gente siente vergüenza de su pobreza, pero va siendo hora de que esa vergüenza la sientan los responsables de garantizar nuestros derechos. Han participado parando desahucios, han ocupado sucursales de los bancos que desahucian y se han manifestado ante la Dirección General de la Vivienda protestando contra la empresa privada que gestiona las viviendas sociales. Su lucha les ha servido para cambiar el procedimiento de comunicación de desahucios y que se tengan en cuenta los motivos justificados de impagos de tal forma que se ha llegado a un acuerdo para no desahuciar a ninguna familia que demuestre no disponer de recursos suficientes para hacer frente a las deudas derivadas de su vivienda y que muestren su voluntad de solucionar las mismas.

Lolo añade que están participando en impulsar otras RSP en Canarias. En la de Jinámar han creado un área de mujer porque son conscientes de la doble y triple explotación que sufre la mujer, compañías de teatro con actores en paro, clases de informática, rastrillos, acuerdos con empresas y economatos para el suministro de alimentos… La RSP se ha convertido en un punto de convivencia.

Lanza una crítica política: hay que implicarse si queremos cambiar el modelo, no bastan los discursos; para crear poder popular se necesitan movimientos sociales más fuertes y un compromiso militante para estar pegados a los que sufren. Para lograr su participación es necesario fomentar el diálogo, responsabilizarles en la actividad de la RSP y convertirles en actores de dicho cambio. Para cambiar las estructuras de poder hace falta tiempo y organización porque es un proceso largo. Lolo añade que hay que atender primero las necesidades más amplias y que cuando se llega a la gente hace falta continuidad con el trabajo.

La RSP quiere realizar un documental en el que reflejar las distintas experiencias de los nodos locales para que sean una ventana por la cual más gente se asome y conozca el proyecto. Para financiarlo se ha recurrido al crowdfundig solidario a través de la plataforma goteo.

Un instante de la charla De víctimas de la crisis a protagonistas del cambio. (Foto: Toni Gutiérrez)
Un instante de la charla De víctimas de la crisis a protagonistas del cambio. (Foto: Toni Gutiérrez)

Mundo Obrero
Rebelion.org
Red de Solidaridad Popular

viernes, 19 de septiembre de 2014

El espectáculo de la guerra


Ilustración: Jorge Alaminos
Ilustración: Adrián Palmas
- ¿De qué va a ir el siguiente monográfico de la Revista Gurb? –me preguntó ella.

- De las guerras –respondí y como vi que dudaba añadí los nombres de las más actuales, las que su dolor aún está reciente en nuestras retinas– Gaza, Ucrania…

- Pues ya sabes, cógete un avión.

Su contestación me pilló por sorpresa, sin saber por dónde debía continuar y con la desagradable sensación de haberme quedado desarmado. En realidad había dado con el quid de la cuestión: ¿Qué se yo de guerras que todas las he visto sentado en mi sofá? Podría defenderme contando que he leído mucho sobre el tema, que he escuchado a varios reporteros y reporteras que han trabajado en lugares de conflicto contar sus experiencias y analizar con su conocimiento las raíces que empujaron a esa determinada guerra, que me he informado lo mejor que he podido, que he visto una cantidad ingente de imágenes por la televisión e incluso algunas películas y documentales que nos muestran otras guerras. Podría terminar diciendo que todas las guerras son iguales y que por tanto puedo ser una voz autorizada para hablar del asunto. Pero me callé porque me di cuenta que lo que podía construir era una opinión, pero que carezco de verdadera capacidad informativa. Informar es lo que mi amiga me pedía: ver la realidad y contarla de primera mano. Lo demás no va más allá de conjeturar. No es que diga que esté mal tener opinión y expresarla, pero cuando falta la vivencia, hablamos de otra cosa.

Puse en cuarentena todos mis argumentos. Busqué el punto desde el que abordar el asunto. Di muchas vueltas alrededor. Me pregunté si los medios de comunicación nos informan bien de estos conflictos y si nuestro gobierno tiene interés real en que estemos bien informados. Pensé que lo justo, a menudo, se queda en un segundo plano, detrás de la conveniencia, de lo estratégico, de nuestras amistades. Los políticos que ejercen el poder se vanaglorian de ser buenos amigos de los yanquis y asumir su óptica mundial perjudica sobremanera cualquier imparcialidad en política exterior. Los grandes medios españoles tienen lo suyo también, controlados desde su propiedad por unos intereses económicos y políticos que piensan con exclusividad en su propio beneficio. Difícil panorama para entender y saber.

Contar una guerra exige dinero, tiempo, valor y mucho trabajo de periodistas. Y cada vez hay menos de todo eso. Las imágenes llegan a las televisiones desde agencias internacionales, los comentarios llegan desde la zona segura más allá de la frontera y las explicaciones a menudos son sesgadas y orientadas, incluso, con frecuencia, se infantilizan simplificando en una parte buena con la que ir y otra mala contra la que lanzar nuestra ira. Vemos edificios derruidos, niños que portan subfusiles, hospitales donde ver los estragos de una guerra, víctimas, gritos, horror… Las guerras se han convertido en un espectáculo y ese es el tratamiento que le dan nuestras televisiones. Y la ciudadanía desde el sofá las contempla para olvidarlas con rapidez, indistinguibles unas de otras, lejanas, sin mancharnos. No estará lejos cuando escuchemos con voz de comentarista deportivo:

«El soldado prorruso avanza por el flanco derecho, abandona la trinchera y se lanza directo disparando hacia el enemigo. Un sargento israelí sale del área dispuesto a interceptarle. Le lanza una granada y le derriba en una impactante jugada que termina con una gran explosión. Vemos volar los fragmentos del soldado prorruso. El teniente de los casos azules mira para otro lado, ante los gritos que se escuchan y las protestas internacionales, descuelga su móvil y realiza una llamada al centro de operaciones. Le responden que todo está bien, que el israelí estaba en su derecho de defenderse y que lo ha hecho de forma proporcionada. La guerra sigue, pero un instante, vamos a la publicidad, a escuchar el mensaje de nuestro patrocinador».

Revista Gurb

sábado, 6 de septiembre de 2014

Acostumbrados a perder

Pau Miró escribe y dirige Jugadores, una historia de cuatro hombres en estado de shock


Viernes 22 de agosto de 2014. Teatro Palacio Valdés. Avilés. Asturias

Cartel de la obra de teatro Jugadores
Cartel de la obra de teatro Jugadores
¿Por qué? Por el placer de arañarle una partida a la vida
Jugadores es una comedia negra hecha de vidas anodinas. Por tanto no presenta mucha sustancia. Y sin embargo, a poco que se escarba, uno se tropieza con un buen trasfondo de nuestra pobre realidad. El gris de las vidas rotas de los personajes hace tiempo que les situó en un absoluto conformismo con el que admitir su fracaso. Nada esperan, ni siquiera ese golpe de suerte imposible en el que también han dejado de confiar. Se han acostumbrado a perder, a que todo vaya rodando cuesta abajo. Ya no tienen capacidad de reacción ni de sorpresa. El tiempo lo resolverá todo o los problemas se quedarán como están. Y mientras pasan los días a ver si llega esa solución, los cuatro personajes se limitan a encajar los golpes intentado descomponer su vida lo menos posible. Son un barbero, un enterrador, un actor y un profesor de matemáticas. Cuatro hombres que dejaron atrás los cincuenta hace algunos años y que no entienden el presente; se quedaron desfasados y ahora se ahogan sin intentar al menos bracear. El dinero se fue; ya solo ven el agujero que dejó y las deudas que hay que pagar. Ese vacío es todo lo que les queda. Han tocado fondo y hasta las situaciones humillantes a las que llegan parecen haberlas aceptado.

No es cuestión de mala suerte, de que nos haya caído encima una mano de malos naipes, se trata de una racha eterna que nos consume. Jugadores pinta un momento que nos retrata como sociedad y nos vemos reflejados porque conocemos esas mismas sensaciones. No lo puedo evitar, a mí todo esto me sabe a años de derrota sin el menor triunfo, a pensamiento único, a personas engañadas y estafadas, a país golpeado y doblegado, a ciudadanía en estado de shock… Ese runrún que oigo y veo en el texto de la obra me suena igual que la crisis que padecemos y sus consecuencias en el estado de ánimo de las personas. Una crisis que parece que nos ha dejado exhaustos, sin fuerzas y debilitados para ejercer cualquier tipo de rebeldía, para enfrentar nuevas decisiones.

Jugadores no habla de cambiar el sistema, sino de asumirlo y tejer cada cual sus propias soluciones, aunque estén fuera de la legalidad. No es la sociedad la que debe garantizar el bienestar de la ciudadanía a través de sus leyes. Ese es quizá el punto débil de la función, que su solución no va más allá de ser un parche temporal y personal, que nos sigue tocando seguir sufriendo y conformándonos, contentos de estar sentados ante la mesa cuando se vuelva a repartir el mazo de cartas en una nueva partida de póquer.

Nos queda el humor como válvula de escape y lo absurdo, terrenos por los que la obra transita sin dejar de tener los pies sobre el suelo. Te ríes encerrado en cuatro tragedias, en cuatro formas de ver la vida siempre en gris.


Trailer promocional de la obra de teatro Jugadores
El escenario de la obra es una cocina vieja, algo destartalada y en cierta manera abandonada porque ha perdido su función original. Ya no se cocina en ella. Como mucho se prepara algún café y se sirven abundantes vasos de ginebra. El decorado encaja bien dentro del mensaje y sirve al espectador para que desde el primer vistazo sepa dónde se encuentra y lo que puede esperar. No hay triunfo, todo lo que hay delante es pura derrota y fracaso. A Jesús Castejón, Luis Bermejo, Ginés García Millán y Miguel Rellán les toca sostener a estos cuatro personajes acostumbrados a perder y les obliga a lidiar con la apatía en la que se han instalado sus vidas y de la que necesitan salir. Lo hacen con solvencia, resaltando cada uno sus contrastes con el resto, sus matices, sus diferencias, sin dejar de formar un grupo. Todos tienen su «solo», ese instante en el que cada cual explica su pequeña historia de la que no se ha podido despegar.

El texto y la dirección son de Pau Miró, quien ya había conseguido llevar la obra con otro elenco a los teatros catalanes en 2011. Els jugadors tuvo cierto recorrido en Cataluña, lo que le sirvió para ser traducida al italiano, representarse en los escenarios de aquel país bajo el título Jucatùre y reconocerse su éxito con el Premio Ubu 2013 a la mejor novedad extranjera. Ahora, con una versión en castellano y un nuevo reparto recorrerá los teatros españoles. Su estreno tuvo lugar el 22 de agosto en el avilesino teatro Palacio Valdés con un lleno absoluto.

La producción ha dedicado la obra al actor Álex Angulo, que formó parte del elenco, pero que falleció en un accidente de tráfico antes de que la obra pudiera ser estrenada.

Revista Gurb

lunes, 1 de septiembre de 2014

…Pero mi primo supongo que sabrá…


Viñeta: LaRataGris
Viñeta: LaRataGris
Dicen Cambio Climático y lo primero que me viene a la cabeza es a Don Mariano Rajoy, ese hombre parco en opiniones y despreocupado desconocedor de casi todo que hoy nos gobierna. Me acuerdo de él porque ya le preguntaron sobre este tema hace algún tiempo, para ser exactos el 22 de octubre de 2007, en Palma de Mallorca, tras una conferencia que allí impartía Al Gore. Rajoy aún no era presidente y se estaba trabajando ese asunto de ser el líder indiscutible de la oposición, así que aunque hablar con la prensa le molestaba lo mismo sin embargo se encontraba con la obligación de tener que disimularlo más que ahora. Eran aquellos tiempos en los que si Zapatero decía blanco, él respondía negro; y si el del PSOE elegía blanco y negro a la vez, Rajoy contestaba lo contrario. Recuerdo con una media sonrisa de perplejidad su respuesta de entonces porque nos habló de un primo suyo, catedrático de Física en la Universidad de Sevilla. Rajoy dijo: “Yo sé poco de este asunto, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?”. Después se quedó tan ancho, como siempre.

Mariano es un hombre muy conservador al que no le gustan los cambios, salvo los que supongan un retroceso a un pasado glorioso con el que aún debe soñar. No lo digo porque me lo haya contado, pero lo intuyo por su forma de comportarse. Es una persona fría, que no tiene nada que decir y al que no le gusta hacer, le basta con dejar pasar el tiempo. Aplica concienzudamente una filosofía de si no lo miras no está ahí, que a primera vista parece estúpida, pero que a él le funciona de maravilla. Sus enemigos políticos han ido cayendo uno detrás de otro, le bastó con sentarse a esperar. Terminó ganando unas elecciones y gobernando un país por el mismo proceder de aguantar más que el resto, convencido con que le bastaba quedarse esperando a que los demás se desgastaran.

De sus ideas poco se puede decir. Ninguna de las medidas que aplican los ministros de su gobierno parece dirigida por él, ni siquiera que las indicase o las empujase. Pocas veces da la cara y cuando lo hace suele leer de corrido y mal. Si no lee y tiene que hablar en directo sin papeles, hace muecas, y sus guiños delatan sus mentiras. Solo se siente cómodo hablando de cuestiones de Perogrullo y apoyándose en falsas muletillas como «todos los españoles saben…». No es una persona profunda y sin embargo parece imposible saber lo que piensa o si al menos lo hace.

¿Qué tiene que ver todo esto con el cambio el climático? Muy sencillo, no solo está variando nuestra climatología y nuestro entorno ecológico. Las personas también hemos mutado de naturaleza, solo así me explico que un ser como Mariano Rajoy pueda haber llegado a ser el presidente de un país. No sé cómo se lo explicaría a Gurb. Quizá me encogería de brazos y con cierto titubeo diría que ha tenido que ser porque nos ha dejado de importar todo, lo fundamental y lo más vano también. Nos da igual porque nos hemos convertido en seres indolentes, sin empatía y carentes ya de la menor posibilidad de rebelión.

Tengo una buena noticia. Decía que Rajoy gana porque espera, sin hacer nada más. Pero no es invencible, hay un caso en el que tiempo irá contra él, esa norma de Aznar de no gobernar más de ocho años. Rajoy tiene fecha de caducidad y se irá.

La única pena es que quizá tengamos que aguantarle otra legislatura más.

Revista Gurb