lunes, 1 de agosto de 2016

Hace calor


Ilustración: Artsenal
Ilustración: Artsenal
Tengo que buscar con quien hacer un pacto estable que nos permita a los populares, y a mí en primera persona, seguir mandando, pero hace calor, mucho calor. Con Rivera sumamos un poquito más, pero se nos va a quedar corto y eso de gobernar en minoría sé que no me va a gustar. Debería descolgar el teléfono, marcar un par de números y ponerme a negociar con los socialistas. Primero llamo a Felipe González, que seguro que me da ideas, y después que me pase con la que manda en Sevilla, que siempre se me olvida su nombre. En el fondo pensamos lo mismo. Después no me va a quedar otra que llamar a Pedro Sánchez. ¿Y qué le cuento? Que estos cuatro años voy a hacer lo mismo, pero sin que sea lo mismo. Si es que esto es sota, caballo y rey, que no se puede elegir mucho. Me va a pedir que le hable de la política económica que voy a aplicar, que le cuente cosas de las reformas… ¡Qué calor, Dios mío! Casi le digo a Cospedal si no le importa llamar a ella, que tiene manga ancha, que pacte lo que quiera, que seguro que está bien. Yo mientras me saco un helado del congelador y lo chupo un poco. Así muy despacio, aplicando la lengua por los bordes y mordiendo de vez en cuando. Lo importante es que no se derrita.

Se me olvidaba, que sigo siendo el presidente en funciones y que tengo que gobernar. Se me ha ocurrido congelar el gasto en julio, que la administración no contrate más hasta el 2017 y así no me crece el agujero. Me dicen que aún queda leche que ordeñar en el fondo de pensiones por si quiero hacer algún apaño más. ¡No aguanto este calor, ni pensar puedo ya! Menos mal que tengo a Sorayita. ¡Que tome decisiones, que para eso la puse de vicepresidenta! Sí, casi espero a ver que dice ella. Yo firmo y ya está.

¡Puff, tengo que ponerme a eso de elegir ministros! De momento los mismos, que ya sé cómo son y luego si eso voy cambiando alguno que se me haya quemado mucho. A Pastor la he mandado a la presidencia del congreso, así que al menos tengo que pensar en una mujer. Debería ponerme, pero ¡qué calor que hace! Y sin fútbol en la tele. Esto del verano es un rollo.

Tengo unas cosillas que me mandó Ángela, unos deberes me dijo, para que no se me olvide lo aprendido durante el curso. Tendré que echarle un ojo. Pero no ahora, qué hace mucho calor. No sé dónde dejé el memorándum que me dio. Bueno, ya le digo a de Guindos que si tiene un ratito para que se ponga él. Lo hace en un momento, da gusto verle trabajar. Es que ni se fatiga. No sé de donde habrá salido. Y esos trajes que se gasta y esas corbatas. Tengo que salir un día con él de compras.

Y ahora el teléfono. Es Jorge. No se lo cojo, que cada vez que me llaman de Interior es para meterme en un marrón. Que lo arregle solo, o con Marcelo, algunos comisarios de su cuerda y con los fiscales, que para eso los tenemos. Lo cojo, no lo cojo, lo cojo, no lo cojo… No. ¡Vaya calor que hace! Me bajo a la piscinita un rato. Es que tendría que levantarme de la silla. Casi que no.

Y de las cosas importantes de España. Bueno, esas ya se irán arreglando solas. Eso sí, cuando pase este calor.

Revista Gurb

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